Hoteles, restaurantes y locales de ocio volvieron a cerrar el miércoles en Londres, solo dos semanas después de que Inglaterra saliese de su segundo confinamiento, debido a una disparada de los contagios potencialmente impulsada por la aparición de una mutación del coronavirus. La capital británica y partes del sureste del país entraron esta madrugada en el nivel máximo de alerta contra el Covid-19, que ya se aplicaba a zonas del norte.
Esto implica el cierre de hoteles, bares y restaurantes (que sólo podrán vender comida para llevar), locales culturales como cines, teatros y museos y centros de ocio como las boleras. Además, según informó AFP, todo el que pueda hacerlo está llamado a trabajar desde casa y se deben evitar los viajes no esenciales.
Pero no es solo eso. Estás medidas también incluyen una limitación bastante estricta en los contactos sociales: está prohibido encontrarse en lugares cerrados con personas con las que no se conviva y los contactos exteriores en lugares como parques o playas no pueden superar las seis personas, niños incluidos.
Comercios, salones de belleza, peluquerías y gimnasios pueden permanecer abiertos, así como las escuelas. Sin embargo, al menos dos distritos de la capital, Greenwich e Islington, dirigidos por la oposición laborista, optaron por cerrar sus centros educativos, lo que provocó un conflicto con el ejecutivo conservador de Boris Johnson.
Toda Inglaterra salió el 2 de diciembre de cuatro semanas de confinamiento, el segundo tras el de marzo-junio, y el país entró en un sistema reforzado de restricciones locales. En la capital habían podido reabrir restaurante y teatros, con la esperanza de que la frenética actividad de las semanas previas a la Navidad les permitiese recuperar parte de los ingresos perdidos desde el inicio de la pandemia en marzo.
