La noche del Monumental dice que River y Rosario Central están protagonizando un partido bastante aburrido. Porque ninguno de los dos puede desarrollar una jugada asociada, debido a que sus jugadores tienen grandes falencias para entregarle la pelota a un compañero. Sin embargo, Borré fue el designado para abrir el marcador. ¿Qué pasó? En un córner, supo ubicarse en el lugar correcto, y tras una serie de rebotes se encontró con la pelota. Solo le quedó empujarla al fondo del arco.
El nuevo campo de juego del estadio está generando que los futbolistas tengan problemas para poder controlar el balón. No porque esté en mal estado, sino porque el fútbol argentino por lo general presenta terrenos que dificultan el movimiento de la pelota. Aquí, en el Monumental, no hay ese inconveniente. Al contrario, el balón toma una gran velocidad al desplazarse.
Y esto lleva a que los jugadores deban ejecutar otro tipo de decisiones, ya sea al realizar pases largos o cortos. En consecuencia, River presenta enormes problemas para salir jugando, además de gestar peligro en el arco que protege Broun. Por lo tanto, la pelota parada se convierte en un arma más que fundamental. Una que le permite al Millonario de momento obtener la victoria. Aunque necesita mejorar bastante de cara a la segunda parte.
