Un momento realmente fuerte se vivió en Mañanísima, el programa que lleva adelante Carmen Barbieri a través de la pantalla de Canal Trece. Allí entrevistaron a Daniel Tello, el padre de Tomás, el joven que fue asesinado por una patota en Santa Teresita. En medio de la nota, la comunicadora no pudo contener sus lágrimas.
«Un nene de 18 años con un cuerpo de 1,85 metros, se defendió contra más de 20 personas durante más de seis cuadras. ¿Sabés por qué lo mataron? Porque se le cansaron los brazos, solamente por eso. Porque a mi gordo se le cansaron los brazos, porque a él no lo iban a bajar así nomás», comenzó diciendo.
Fue allí cuando a Carmen Barbieri se la pudo ver realmente devastada y sin poder creer lo que estaba escuchando. «A él lo amaba todo el mundo. La policía me parece que estaba festejando», comentó Daniel Tello. «O durmiendo… A mí me da mucha bronca», aseveró de inmediato la conductora del canal del solcito.
«Él empezó a defenderse a las 4 y 30 de la mañana. ¿Cómo puede ser que la policía no está? ¿Cómo puede ser el partido de la Costa reciba tanta cantidad de gente y en un lugar donde se juntan más de 2 mil personas a festejar no haya más de tres policía? Todos los años pasa lo mismo», aseveró el papá de la víctima.
«Yo no quiero contención de nada, no quiero ningún psicólogo, han encontrado mi domicilio y se acercaron dos personas, pero yo no necesito nada. Solamente necesito tranquilidad y que las cosas sean como tienen que ser. Lo único que voy a decir es que no van a poder vivir tranquilos en ningún lado. Ni los que estuvieron pegándole ni tampoco los que estuvieron mirando. Porque estaban todos juntos», apuntó.
«¿Lo viste a tu hijo? Le hicieron la autopsia, ¿pudiste ver su cuerpo?», quiso saber Carmen Barbieri. «No, no quise ver nada. Su mamá tampoco. Me lo desfiguraron, qué quiere que vea. Le partieron la cabeza a botellazos y le dieron una puñalada en el corazón», lanzó Tello conmocionando a todos. «Perdón que te pregunte esto. A veces uno quiere ver a su hijo de cualquier manera», afirmó la presentadora. «No, yo tengo el recuerdo en mi cerebro», sentenció Daniel.
