El presidente Alberto Fernández firmó este domingo una resolución conjunta con su par de China, Xi Jinping, donde se acordó, entre otros puntos, la incorporación de Argentina a la ‘Ruta de la Seda’. Este ambicioso proyecto económico del gigante abriría las puertas a inversiones en el país enfocadas en el desarrollo de obra pública pero, a su vez, fomentaría más tensiones geopolíticas con Estados Unidos.
En el marco de su gira por Pekin, el Jefe de Estado confirmó que estampó su sello en un “Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación en el Marco de la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI”.En consecuencia, explica el texto, ambas partes se comprometen a “reforzar la promoción” de acciones y obras que” fortalezcan, innoven y diversifiquen la relación económica”.
Asimismo, expresa que otra de las premisa es impulsar a que esos vínculos “consoliden la conectividad entre las regiones, estableciendo de forma conjunta un marco de cooperación económica inclusivo y que contribuya al desarrollo sostenible”. La nueva “Ruta y Franja” de la Seda es la materialización del objetivo chino de ganar terreno en la geopolítica mundial a través de vínculos comerciales con inversiones claves en áreas como la tecnología.
Hasta el momento, esta estrategia china alcanza acuerdos con más de 140 países del globo, incluido América Latina. De la mano de este anuncio, el Gobierno argentino confirmó que el gigante asiático invertirá y financiará obras por 23.700 millones de dólares.
La primera parte, unos 14 mil millones de dólares, será en el marco del mecanismo de Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica. En tanto, los otros casi US$10 millones se presentará en el Grup Ad Hoc creado entre ambos países para iniciar el trabajo tras el memorándum por la Ruta de la Seda.
El impacto en Norteamérica
Si bien con este anuncio Argentina fortalece vínculos con uno de los gigantes del mundo y genera el ingreso de dinero fresco que impulsará la economía local, el costo geopolítico también es amplio. El avance del Gobierno de Alberto Fernández con vistas a Asia es resistido por Estados Unidos, quien rechaza el avance de China a través de la ‘Ruta de la Seda’.
El propio presidente norteamericano Joe Biden tildó a China como su “adversario” global por lo que en Washington insistieron en reiteradas oportunidades que era inexplicable la decisión de Fernández de viajar a Pekín a poco más de un mes de que Argentina tenga que hacer el primer desembolso al Fondo, fecha tope que se puso para cerrar un acuerdo. Incluso, meses atrás, el nuevo embajador norteamericano en el país Marc Stanley planteó como uno de sus objetivos contener el avance del gigante asiático en Argentina.
Este nuevo movimiento se suma a la extensa lista de gestos recientes de la Argentina que no cayeron bien en Washington. El último data de hace apenas un puñado de horas atrás, en precisión del pasado jueves. En el marco de su encuentro cara a cara con el presidente ruso Vladimir Putin, el mandatario Alberto Fernández afirmó que está “empecinado en que la Argentina tiene que dejar de tener esa dependencia tan grande que tiene con el Fondo y con Estados Unidos”.