El Gobierno de Alberto Fernández insiste con el crecimiento de la economía para bajar el déficit fiscal, el cual ya acumuló USD 250 millones en los últimos 13 años. Asimismo, a pesar de las reiteradas proyecciones sobre los tarifazos y los ajustes que hacen las consultoras, desde la cartera nacional pronostican que no habrá mayores reducciones en el gasto público. También negaron cualquier tipo de ajuste durante el 2021, pese a que la inflación provocó un aumento de precios en todos los rubros.
«Vamos a bajar el déficit creciendo como lo hicimos el año pasado y aspiramos a continuar por esta senda este año y los próximos años”, aseguró, según NA, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Pese a que las exigencias del FMI son claras, en relación a un achicamiento del Estado y una quita de subsidios energéticos, el funcionario sostuvo que no habrá ningún ajuste, aunque Martín Guzmán ya redujo tarifas subsidiarias por USD 11.000 millones.
A su vez, insistió con el “crecimiento” que muchos funcionarios del oficialismo, tales como Alberto Fernández y Gabriela Cerruti, aseguran para los próximos años. «El acuerdo aleja la incertidumbre y nos permite continuar por la senda de crecimiento, sin los escenarios disruptivos que uno podía prever en un escenario de no acuerdo”. Además, Kulfas indicó que “pensar que reducir el déficit es algo malo, es un error» ya que su criterio «Argentina necesita ir a escenarios de superávit fiscal».
Sin embargo, no solo defendió la reducción del déficit, sino que también dijo que no existió ningún ajuste el año pasado: «Cuando una recesión se profundiza lo que ocurre es que caen los ingresos. En lugar de reducir el déficit, se mantiene o se puede llegar a aumentar. No es nuestro caso, el año pasado, en 2021 hubo una drástica caída del déficit fiscal y no hubo ningún ajuste, al contrario, la economía creció 10%. El gasto se expandió, creció la obra pública, pero creció mucho más el ingreso del Estado y eso permitió bajar el déficit”.
El «ajuste silencioso»
Los números de la inflación, denominada como “ajuste silencioso” por numerosos economistas, desmienten las palabras de Kulfas y de algunas autoridades a cargo de la cartera. Con la tercera inflación más alta del mundo, un 51%, Argentina sufrió ajustes en todos los rubros, entre ellos, alimentos y bebidas, inmuebles, educación, salud, entre otros.
Con respecto al crecimiento de la economía, la realidad es que el salario del trabajador, sobre todo el informal, quedó bastante por detrás de lo que valía antes. Para ejemplificar, un empleado del sector privado no registrado tuvo un aumento de tan solo el 34%, aproximadamente 17 puntos por detrás de la inflación. Esto sin contar los sueldos que sufrieron la depreciación en dólares.
El verdadero problema del déficit fiscal
Además, los informes sobre el déficit fiscal no son alentadores. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), “Argentina tiene un problema fiscal crónico y recurrente: de los últimos 61 años, en 54 se va a terminar con déficit fiscal. Es decir que en el 9 de cada 10 años los ingresos no han sido suficientes para financiar el nivel de gasto público ejecutado».
El Poder Ejecutivo, durante 2021, redactó 14 DNU con modificaciones presupuestarias y aumento del gasto público, algo no pactado por el Presupuesto presentado, a fines de 2020, en el Congreso de la Nación. Al no haber ninguna regulación sobre los subsidios y el dinero que se destina para ciertos programas, proyectos y planes, el plan económico queda totalmente desvirtuado y sin un rumbo claro, algo sumamente necesario para cualquier inversor o productor nacional.