En el segundo día de ataque ruso a Ucrania, la escalada militar y verbal sigue avanzando raudamente. Las tropas de Rusia ya se encuentran merodeando Kiev y se espera que lleguen al centro ucraniano en pocas horas. Mientras tanto los dichos empezaron a tener trascendencia. El Presidente ruso, Vladimir Putin, tomó la palabra e indicó que el Gobierno ucraniano es «una banda de drogadictos y neonazis».
Si algo faltaba a esta tragedia bélica es que Vladimir Putin salga a descalificar al Ejecutivo de Ucrania. Volodímir Zelensky había pedido una reunión con mandatarios rusos para negociar y terminar con el ataque. Desde el lado de Rusia, Serguéi Levrov, ministro de Asuntos Exteriores, aseguró que si el ejército ucraniano «abandonaba las armas» se podía entablar un diálogo.
Ya arrancado el día viernes, el Presidente de la Federación de Rusia, se mostró públicamente y arremetió, severamente, contra los dirigentes del país invadido: «Son una pandilla de drogadictos y neonazis», indicó Putin. Al mismo tiempo le mandó un mensaje a las fuerzas armadas de Ucrania: «Tomen el poder, parece que será más fácil negociar con ustedes», añadió.
Luego, en su exposición, volvió nuevamente a acusar al gobierno liderado por Volodímir Zelensky: «Se han instalado en Kiev y tienen de rehén a todo el pueblo ucraniano», destacó. Cabe recordar que cuando el mandatario de la potencia euroasiática anunció el «ejercicio militar» de Rusia en Ucrania, fundamentó que era para «desmilitarizar y desnazificar» al país vecino.
El mandamás ucraniano sabe que parte de la invasión se dio por su presencia en el poder. Tal es así que el jueves, por medio de una cadena nacional, sostuvo: «Soy el primer objetivo de Rusia y mi familia el segundo, pero no me voy a ir de Kiev». Si esta situación se mantiene, no habrá una resolución inminente. Mientras tanto, Zelensky fue trasladado a un búnker para estar mejor resguardado.