Las aguas subterráneas son el principal objetivo de este año de la ONU en el marco del Día Mundial del Agua, que celebra cada 22 de marzo desde 1992 para recordar la relevancia de este líquido esencial. Actualmente, aún hay 2.200 millones de personas en el mundo que viven sin acceso al agua potable.
Este día, tiene como objetivo «concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que alcancemos el Objetivo de Desarrollo Sostenible N°6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030», expresa la ONU en su página oficial.
Las aguas subterráneas, como su nombre bien lo dice, se trata de aguas que se encuentran bajo tierra, en los acuíferos, que son formaciones de rocas, arenas y gravas que contienen cantidades importantes de agua. Uno de los más conocidos, es el Acuífero Guaraní, un gigantesco reservorio natural de agua dulce que se extiende por debajo de la superficie de parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
La principal fuente de recarga de los acuíferos es la lluvia y la nieve que se infiltran en el suelo. El líquido se puede extraer a la superficie por medio de bombas y pozos. Además, las aguas subterráneas son importantes para el buen funcionamiento de los ecosistemas, como los humedales y los ríos.
«La vida no sería posible sin ellas. La mayoría de las zonas áridas del planeta dependen por completo de este recurso, que suministra una gran proporción del agua que utilizamos para fines de consumo, saneamiento, producción de alimentos y procesos industriales», expresan desde la ONU.
«Es por ello que debemos protegerlas de la sobreexplotación y la contaminación que actualmente las acechan. Este año, reivindiquemos el estudio, la protección y la utilización de las aguas subterráneas de forma sostenible para sobrevivir al cambio climático y satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento», agrega la organización.
Un poco de historia sobre este día
La idea de celebrar este día se remonta a 1992, año en el que tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, que desarrolló en Río de Janeiro. Durante este encuentro, se presentó la propuesta y la Asamblea General adoptó la resolución.
«Esto no hace otra cosa que reafirmar que las medidas hídricas y de saneamiento son clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental», explica la ONU.
