Cuando el jefe de la empresa de informática Laurent de la Clergerie (LDLC), en Francia, decidió dejar que su personal trabajara cuatro días a la semana, con el mismo salario que antes, sabía que se arriesgaba a perjudicar sus resultados. «Algunas personas me tomaron por un loco», recordó Johann Peters.
Pero un año después, dice que sucedió lo contrario: la empresa aumentó su facturación anual en un 40% sin contratar personal adicional. El secreto, explicó, es que las aproximadamente 1.000 personas que emplea su empresa se sienten confiables y apreciadas, y por eso son más productivas.
«Al final del día, solo trajo cosas buenas para el equipo», dijo Peters. A medida que el mundo emerge de la pandemia, las empresas y los trabajadores de todo el mundo se preguntan si podrían trabajar menos. Como Microsoft, que dio a sus 2.300 empleados japoneses los viernes libres en 2019 y dijo que vio un aumento de la productividad del 40%.
También, Unilever lanzó una prueba de cuatro días a la semana para el personal local en Nueva Zelanda. La empresa española de telecomunicaciones Telefónica probó una semana de cuatro días para el 10% de su fuerza laboral doméstica, informó Reuters.
Johann Peters, que trabaja en una de las tiendas de LDLC cerca de su sede en un suburbio de Lyon, sureste de Francia, aprovecha el día libre adicional para ir al supermercado a recoger sus compras semanales. «Llegas al trabajo después de tu día libre mucho más descansado y más eficiente operativamente», expresó.
La compañía dijo que calculó incluso en el peor de los casos, aumentaría los costos laborales en un máximo de 1,5 millones de euros por año. Pero manifestó que sentía que era un riesgo manejable. Desde entonces, el ausentismo y las bajas por enfermedad se redujeron, y no tuvieron que contratar nuevas personas.