El pasado 24 de febrero, cuando el presidente ruso Vladimir Putin ordenó el envío de tropas a Ucrania, la caída de Kiev parecía inminente. Sin embargo, con el correr de los días el avance de las tropas de Rusia hacia la ciudad capital se vio obstaculizado por la resistencia local y hoy la metrópolis más importante del país se convirtió en una “fortaleza”. Así se vive la guerra desde el corazón del territorio ucraniano.
Hace apenas dos semanas, los residentes de la capital ucraniana atendían sus tiendas, daban clase a los estudiantes en las escuelas o trabajaban en sus escritorios. Pero la invasión rusa cambió todo. Desde hace 14 días los civiles se convirtieron en soldados voluntarios, ayudaron a construir defensas con precisión militar en las principales carreteras de acceso, y ahora están manejándolas en conjunto con el Ejército.
En las afueras de Kiev, las trincheras se adentran profundamente en los bosques con el objetivo de frenar el avance de las tropas rusas que llegan desde el sur. Allí se instalaron enormes barreras de metal antitanque —conocidas como «los erizos» debido a su forma puntiaguda— y se complementan con bloqueos improvisados hechos de sacos de arena y bloques de concreto. El pueblo está decidido a defender su ciudad y se respira un ambiente de victoria, mientras las banderas ucranianas invaden las calles.
Fuerzas de Defensa Territorial en Kiev
En los puestos de control en el camino a Kiev, algunos de los defensores voluntarios están armados con rifles automáticos y grandes cuchillos, explicó la corresponsal de la CNN en español. En esos sitios, los civiles afrontan turnos de cuatro horas para controlar el flujo de vehículos que pretende ingresar a la ciudad. Casi 40.000 voluntarios se unieron a las Fuerzas de Defensa Territorial en los primeros días de guerra, incluso solo en la capital 18.000 tomaron las armas cuando las autoridades pidieron voluntarios y reservistas para hacerlo.
Los que no pudieron incorporarse a las fuerzas (tantas personas se inscribieron que las Fuerzas de Defensa Territorial tuvieron que empezar a rechazar a la gente) están ayudando de otras maneras. La misión de este grupo es hacer cócteles molotov; coser redes de camuflaje para las barricadas; distribuir alimentos, bebidas calientes y cigarrillos a los que montan guardia.
En paralelo, también están recaudando dinero para el ejército, construyen más barricadas e incluso cubren con pintura las señales de tráfico en un intento de confundir a las fuerzas invasoras. Esta pintura da cuenta del escenario bélico que afronta el este de Europa y la coraza que formó Kiev, una maniobra que frustró y enfureció a Vladimir Putin.