Omar Maturano, Secretario General de La Fraternidad, tuvo un duro cruce con el periodista Luis Novaresio por el corte total de trenes que hubo en el país como medida de fuerza para evitar el despido de 100 trabajadores. Una pregunta del cronista descolocó al entrevistado que no dudó en responder y mantener una discusión acalorada ante las cámaras de televisión.
«Le quería hacer una pregunta más personal. Ayer usted dijo textualmente: tenemos los huevos necesarios para parar el ferrocarril, algo que sonó a patoteada ¿Está arrepentido de lo que dijo?», comenzó Novaresio en La Nación+. Frente al disparo mediático, el gremialista respondió: «No, ¿Por qué me voy a arrepentir, si tenemos el poder de paro?».
«En un servicio público esencial la capacidad de paro está inhabilitada», retrucó Novaresio, pero el dirigente sindical no se quedó atrás y contestó: «La Organización Internacional del Trabajo decidió que los servicios de Transporte no son servicios esenciales siempre y cuando haya otro transporte alternativo como colectivo o taxis».
«Acá hay gente que no tiene poder de paro y corta las rutas o las vías. Me parece que está equivocado usted. Esto no es un servicio público esencial como el agua, la electricidad, el gas o los hospitales», insistió Maturano mientras otros periodistas salían a defender a Novaresio como Luis Majul o Débora Plager argumentando que el paro dejaba sin viajar a los otros trabajadores con «menos recursos».
La obsesión de Novaresio desencadenó el enojo del sindicalista
«Usted hace lo que le dice La Nación y yo hago lo que dicen mis compañeros. Hay 100 compañeros que se pueden quedar en la calle y son motivos suficientes para parar el ferrocarril. Si no me dan las paritarias o no me firman un convenio colectivo de trabajo como le corresponde a los trabajadores, también puedo parar el ferrocarril», arremetió Maturano.
«A mi me interesa la gente como todo trabajador y todos deben ser solidarios ¿Dígame usted que hizo en los noventa cuando echaron 200.000 trabajadores ferroviarios, 150.000 de Luz y fuerza, cuando echaron 150.000 empleados de agua y gas. Yo represento un sector de la sociedad», comentó el dirigente sindical con total solvencia. Los periodistas seguían opinando y tratando de imponer su ideología en la discusión hasta que el sindicalista decidió abandonar el móvil.