¿Qué dirá Alberto Fernández?: rebelión en la Cámara de Molineros contra el fideicomiso del trigo POLÍTICA El Intransigente

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¿Qué dirá Alberto Fernández?: rebelión en la Cámara de Molineros contra el fideicomiso del trigo

Encontrar el culpable de la escalada de precios en los productores de la harina es un error garrafal.

La Cámara de Industriales Molineros (CIM) manifestó que la medida intervencionista del Gobierno de Alberto Fernández sobre el mercado de los granos desalienta la siembra y las exportaciones. El organismo sostuvo que la suba acelerada de los precios en la harina se debe a la guerra desatada entre Rusia y Ucrania que ha generado una mayor demanda internacional.

«Las intervenciones para regular los precios de la oferta han dado nulos resultados en el pasado, distorsionando los mercados, desalentando la siembra y produciendo efectos claramente adversos tanto en la producción de granos como en su exportación», señaló la CIM en declaraciones citadas de la página oficial del organismo.

«Nuestro país necesita imperiosamente aumentar su producción y sus exportaciones, agregando valor, incrementando la mano de obra ocupada y generando un mayor ingreso de divisas», insistió la federación que nuclea a molinos localizados en su mayoría en pueblos y ciudades del interior. Desde el Gobierno, piensan en continuar con la medida impuesta por decreto.

Por otro lado, explicaron que los aumentos en el precio final del pan, las medialunas o los fideos no se debe a la harina, sino al incremento de los demás «insumos y mano de obra». En ese sentido, mostraron un cuadro explicando la incidencia del precio de la harina en los productos. Entonces, en una docena de medialunas que cuesta $500, el valor de la harina ($80 el kilo) solo incide en $22, el resto son otros costos.

La propuesta de la CIM al Gobierno para bajar los precios

«Se podría hacer inyectando los fondos (subsidios) directamente en las tarjetas alimentarias existentes para la población más vulnerable, sin intervenir innecesariamente los mercados, con las nefastas consecuencias que ello ha tenido en el pasado, ni subsidiar el consumo de quienes no lo necesitan», aseguraron desde los molinos con bastante sentido común.

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