Según el informe del Gobierno de Ucrania, la situación en el país es «crítica» y no solo por el avance de las tropas de Rusia. Los bombardeos en los últimos días se intensificaron y se decretó un toque de queda por 36 horas que trajo duras consecuencias para la sociedad que aún no salió de las ciudades centrales. En específico, Mariupol, Jerson y Kiev atraviesan los momentos más delicados desde el 24 de febrero.
Se estima que cerca de 350.000 personas están sin agua y sin electricidad en Mariupol luego del ataque ruso del lunes. Allí se crearon corredores humanitarios para evacuar a la población pero el incumplimiento de los mismos hace que el temor dentro de la sociedad los haga refugiarse. Por su parte, en Jerson los recursos son escasos según Télam.
Alrededor de 300.000 personas están bajo las ordenes de los soldados rusos y próximamente quedarán sin comida ni medicamentos. Además, los recién nacidos ya no cuentan con productos de nutrición o higiene infantil además de que los internados ya no cuentan con insumos. En los supermercados casi ni hay productos además de que durante muchas horas del día están dentro de sus refugios contra la guerra.
Tal es así que Human Rights Watch definió la situación como «un infierno helado lleno de cadáveres y edificios destruidos» mientras que el ministerio de Relaciones Exteriore de Ucrania advirtió sobre la caída de «dos bombas superpotentes«. Las mismas destruyeron decenas de edificios que serán difíciles de reconstruir según indicaron desde el Gobierno.
Ucrania no resigna Kiev
Por su parte, la capital de Ucrania, Kiev, espera el asalto ruso desde el noroeste y este de la ciudad. Ante esto, se decretó un toque de queda hasta el miércoles por la mañana y usan sacos de arena, sirenas y detonaciones en lejanía para bloquear el acceso de las tropas de Rusia. Luego de varios días se registró una arremetida militar que pone en peligro a toda Europa.