Este lunes, Ucrania rechazó los llamamientos de Rusia para que se rinda la ciudad portuaria de Mariúpol, donde los residentes están asediados con un mínimo de alimentos, agua y energía en una crisis humanitaria que está aumentando la presión sobre los dirigentes europeos para que endurezcan las sanciones a Moscú.
La parte rusa llamó a las fuerzas ucranianas en Mariúpol que depongan las armas a cambio de una salida sin riesgos de la ciudad y de la apertura de corredores humanitarios. La vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, anunció que «no se puede hablar de ninguna rendición, de dejar las armas».
«Ya hemos informado a la parte rusa sobre esto», agregó. Mariúpol ha sufrido algunos de los bombardeos más intensos desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero. Muchos de sus 400.000 habitantes permanecen atrapados, mientras los combates hacen estragos en las calles de su entorno.
La funcionaria dijo que «más de 7.000 personas fueron evacuadas de las ciudades ucranianas a través de corredores humanitarios el domingo». Más de la mitad desde Mariúpol. Agregó además que el Gobierno planeaba enviar cerca de 50 autobuses este lunes para nuevas evacuaciones, informó Reuters.
Rusia y Ucrania han llegado a acuerdos a lo largo de la guerra sobre corredores humanitarios para evacuar a los civiles. Pero se han acusado mutuamente de frecuentes violaciones al respecto. La crisis de Mariúpol y otras ciudades devastadas ocupará un lugar destacado en los debates de esta semana entre los dirigentes de la Unión Europea.
Los Gobiernos europeos retomarán el debate entre los ministros de Asuntos Exteriores este lunes, antes de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegue a Bruselas el jueves para asistir a las cumbres con los 30 aliados de la OTAN, así como con la Unión Europea y del G7, que incluye a Japón.