Rusia parecía el domingo a un paso de completar la conquista de la sureña de Mariupol luego de seis semanas de sitio y bombardeos. Algo que le daría un éxito crucial tras la reciente pérdida de uno de sus principales buques de guerra y el deterioro de sus vínculos internacionales por la intervención militar en Ucrania.
El Ministerio de Defensa ruso dijo que estimaba que unos 2.500 combatientes ucranianos son los últimos que resisten la captura de la fábrica Azovstal, todos ellos atrincherados en una enorme planta de producción de acero bajo la cual corre vasta red de túneles, informó Télam.
Moscú les dio hasta el mediodía del domingo para rendirse y seguir con vida, y luego de que expirara el plazo, amenazó con que serán «destruidos». Acusó a la comandancia de las Fuerzas Armadas de Ucrania de haberles prohibido capitular y entregar la ciudad, como ya había sucedido con otros ultimátums rusos respecto a Mariupol.
«Pelearemos hasta el final, hasta la victoria, en esta guerra», expresó el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, consultado sobre la situación en Mariupol. «La ciudad no ha caído, nuestras fuerzas militares, nuestros soldados todavía están allí, lucharán hasta el final», insistió.
Sin embargo, tras expirar el ultimátum, autoridades ucranianas denunciaron que Rusia había lanzado bombardeos aéreos que se habían concentrado en el puerto y en los altos hornos de la fábrica Azovstal. Se estima que miles de personas, civiles y militares, han muerto en la guerra de Ucrania.
Cerca de 5 millones han huido del país desde que empezaron la invasión rusa el 24 de febrero, según la ONU. Bombardeos han alcanzado decenas de hospitales, escuelas y otros sitios civiles. Ucrania ha denunciado masacres deliberadas de civiles, algo que Moscú niega.