La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) realizó un estudio sobre el poder adquisitivo y demuestra que la inflación golpea duramente a la clase media en Argentina. El informe se hizo en base a cuatro adultos que se juntan a comer y cocinan dos pizzas caseras, una especial y otra con palmitos. El registro determinó que el alimento (económicamente) cuesta seis veces más que en el 2017.
«En cuatro años, ese ritual de fin de semana se vio muy afectado. Nuestro billete de $1.000 perdió la capacidad de comprar 79 kilos de harina, casi 6 kg de queso, casi 4 kg de jamón, 41 latas de tomate y 33 paquetes de aceitunas», sentenció una de las economistas responsables del estudio en declaraciones citadas por la agencia NA.
«Si nos gusta la de palmitos, en cuatro años perdimos 43 sachets de salsa golf y 22 latas de palmitos. Si vemos las bebidas, nos perdimos 180 vasos entre gaseosas y cervezas. Con el helado quedaron los cuatro potes en el camino. No nos alcanza ni para uno», explicó Natalia Ariño en un panorama escalofriante sobre la economía argentina de la actualidad.
«Si un trabajador informal ganaba $1.000 hace cuatro años, hoy gana $660», señaló el economista jefe de FADA, David Miazzo y agregó: «El Changómetro nos deja ver que la inflación afecta a todo tipo de productos. No solamente subieron los ingredientes para la cena, también subió el servicio de telefonía que usaron para organizarse y los alquileres de los inmuebles. Pasa lo mismo con los útiles escolares, con la obra social, con todo. El problema no es de un sector u otro, el problema es que nuestro peso cada vez vale menos».
El especialista es coherente en su discurso, ya que un billete de $1.000, en diciembre 2017 permitía comprar hasta 90 kg de harina y hoy sólo 11 kg. En cuanto al queso, antes con el billete del hornero se compraban casi 7 kilos y ahora apenas uno. Esto demuestra que los salarios están atrasados con respecto al 2017 y que la moneda nacional sufrió una fuerte depreciación.