Este jueves, el papa Francisco utilizó una silla de ruedas en público por primera vez desde que una dolencia en su rodilla volvió a limitar su capacidad de caminar. En una actividad con un grupo de monjas en la sala de audiencias generales del Vaticano, Francisco fue llevado en silla de ruedas hasta su asiento en el escenario. Un ayudante le ayudó a bajarse de la silla de ruedas y a sentarse.
«Tengo un ligamento roto, se me va a intervenir con infiltraciones y se verá. Estoy así desde hace tiempo, no puedo caminar», aseguró Francisco. El pontífice, de 85 años, ha tenido que cancelar o reducir sus actividades en varias ocasiones durante el último mes debido a los dolores en su rodilla derecha.
Antes del jueves, había conseguido caminar los 10 metros que separan la entrada lateral de su asiento, en el centro del escenario, aunque con el auxilio de sus ayudantes. En varias ocasiones durante el periodo de Pascua del mes pasado, Francisco asistió pero no presidió las misas en la Basílica de San Pedro.
En cada caso, delegó en un arzobispo o cardenal para que oficiara la misa mientras él estaba sentado durante el servicio y también leyó su homilía sin levantarse. A principios de abril, durante su viaje apostólico a Malta, no pudo bajar las escaleras del avión por primera vez y recurrió a un elevador, informó Reuters.
Pero estos problemas de movilidad del Papa preocupan ante los próximos viajes que deberá afrontar, como el de Líbano a mediados de junio o el de primeros días de julio a República Democrática del Congo y Sudan del Sur, o Canadá a finales de ese mes.