El manejo de los medios de comunicación en la provincia le sirvió a Gerardo Morales para hacerse de una imagen popular que dista mucho de ser la real. No obstante, es el líder del oficialismo que reina en Jujuy. Pese a las críticas, que son constantes y cada vez más, el descontento con la forma de gobernar de Morales es general. Su última embestida al Superior Tribunal de Justicia terminó de demostrar lo que el radical quiere para el distrito jujeño.
Las aspiraciones de Morales para ser Presidente son públicas, él se encargó de contar que quiere ocupar el sillón de Rivadavia. Pero en caso de eso no se concretara, puso en marcha su plan B para perpetuar su poderío en Jujuy. El titular de la UCR quiere tomar el control de este órgano judicial y para eso ejerció una brutal presión sobre los seis jueces, logrando la renuncia de tres de ellos.
Pero, ¿qué ganaría Morales con todo esto? Lo que más le gusta, poder. Desde el gobierno jujeño revelaron que si su futuro no está en Casa Rosada, el mandatario quiere un nuevo período al frente de la provincia. Cabe recordar que el radical ya cumplió con los períodos establecidos por la Constitución provincial y para concretar una tercera elección, necesitaría modificarla.
Para que esto se llevara a cabo, la sociedad deberá elegir, a través del voto, a los representantes de la Asamblea Constitucional Constituyente y serían ellos los encargados de definir la cantidad de mandatos para gobernar, a través de una reforma en la Constitución provincial.
En el caso de ser sancionada una nueva Constitución que tuviera, por ejemplo, como límite solo dos períodos, la participación del Superior Tribunal de Justicia será necesaria, puesto que tendrían en sus manos la decisión de validar los períodos cumplidos de Morales con la Constitución vieja o darle la posibilidad de comenzar de nuevo a partir de la reforma constitucional. Ahí es donde radica la prisa de Morales por manejar el máximo órgano de justicia.
La llegada de nuevos jueces que respondan directamente a Morales le posibilitaría llevar adelante esta maniobra. La embestida sobre los seis jueces llegó de la mano de desconocidos que se presentaron un día a la Legislatura y manifestaron sus quejas ante los magistrados del Superior Tribunal y elevaron pedidos de juicio político. Lo llamativo de esto es que los denunciantes nunca tuvieron ningún tipo de enfrentamiento contra los jueces.
Esta amenaza terminó dando sus frutos porque tres de los seis jueces decidieron dar un paso al costado, mientras que los restantes aún no definen cuál será su futuro, pues saben que un juicio político podría dejarlos sin sus jubilaciones de privilegio, entre otras cosas.
Lo cierto es que el mote de El Emperador, como le dicen los jujeños a Morales, le queda muy bien. Está decidido a ir por todo, su hambre de poder no tiene límite. El gobernador jujeño cae en la constante necesidad de sentir que sólo él es el Estado y que debe manejarlo todo.
El futuro del Superior Tribunal de Justicia de Jujuy está sellado, Gerardo Morales logrará el control de ese organismo y erradicará el contrapeso entre los tres Poderes. Todo lo que le critica al kirchnerismo terminó siendo el modelo de política que él quiere para Jujuy: gobernar solo y perpetuarse en el poder.