Ha sabido consolidarse como uno de las personalidades mediáticas más queridas de nuestro país. Matías Alé ha sabido muy bien de qué manera ganarse el cariño del público con su carisma y su humor. Esta vez, fue en “Mañanísima”, el programa de Carmen Barbieri que se emite a través de Ciudad Magazine, reveló una anécdota muy especial.
“No quería no ser famoso sino popular. Porque, hoy en día, cualquiera puede ser famoso. Yo lo que quería era llegar a la casa y al corazón de la gente. Además, yo era cholulo. Iba a la puerta de los teatros con 12, 13 años y me quedaba esperando ahí en Mar del Plata. Mis viejos no tenían plata para meterme adentro del teatro y no me quedaba otra que estar en la puerta”, señaló.
“Ahí estaba esperando a Nora Cárpena, a Bredeston, Valeria Lynch, Diego Torres, Emilio Disi, Gladys Florimonte. Después yo trabajé con varios de ellos. Entonces, la vida me puso en los dos lugares. Yo me acuerdo que durante la Movida del Verano de Mateyko en Mar del Plata, mis viejos vendían jugos en Villa Gessel. Vivíamos de eso”, comentó Matías Alé.
Inmediatamente, fue por más. “Entonces, mi viejo me dejaba a las 11 de la mañana en Mar del Plata, yo tenía 13 años. Ellos se iban a vender jugos todo el día y a las 9 de la noche, cuando terminaba la Movida, me pasaban a buscar. Yo estaba ahí al lado de Mateyko y lo miraba conducir. Se ve que él un día me vio, que yo estaba colorado porque el sol me estaba dando de frente”, reveló.
“Y, en un momento, veo que se acerca donde estaba yo. Y había de esos barriles azules a los que se les ponía barras de hielo y agua. Él agarra una botella de Gatorade y la empieza a tomar con una cara de placer y yo lo miraba como diciendo: ‘Quiero una’. Y en un momento dicen ‘aire, aire, aire’ y Juan agarra y me la dio. Y yo la agarré y creo que hasta hoy debo tener la botellita guardada. Ahí tomé y dije: ‘Yo en algún momento quiero ser como Mateyko’ y lo logré”, finalizó Matías Alé.