Luiz Inácio Lula da SIlva lanzó este sábado su candidatura presidencial para los comicios del 2 de octubre, representando al Partido de los Trabajadores (PT). Su motivación principal es vencer a su contrincante más fuerte, el ultraderechista Jair Bolsonaro, para enviar el empobrecimiento de la población y el “fascismo” a la “cloaca de la historia”. A su vez, convocó a “recuperar” Brasil en cuanto a su soberanía económica, política y social.
El acto se dio en San Pablo ante 4000 miembros y simpatizantes del PT, y otros partidos de izquierda que apoyan su candidatura. Allí inició el camino de su campaña, siendo el principal eje de la democracia brasileña con su fuerza, el Partido de los Trabajadores, tras haber pasado 580 días en prisión en un proceso fraudulento que fue anulado por la Corte Suprema por persecución política.
El discurso de Lula da Silva
«Hay que cumplir nuevamente la batalla contra el hambre. Todo lo conquistado fue destruido por el actual Gobierno. Es terrible, pero no vamos a desistir», dijo el candidato, según pudo registrar Télam. En paralelo, criticó las políticas neoliberales de Bolsonaro, ya que los salarios no logran superar la inflación. «Un pueblo que no puede comprar es un empresario que no puede vender», dijo en su clásico tono convocando a la alianza productiva que marcó su período de gobierno (2003-2010).
“Necesitamos nuevamente cambiar a Brasil. En vez de promesas, presentó el inmenso legado de nuestros gobiernos anteriores. Hicimos mucho, pero soy consciente de que todavía es necesario y posible hacer mucho más”. Así, el exmandatario prometió reindustrializar el país para «recuperar la soberanía atacada por la política irresponsable del gobierno«.
«Que el fascismo vuelva a las cañerías de la historia»
“Queremos volver para que nadie nunca más ose desafiar nuestra democracia y para que el fascismo vuelva a las cañerías de la historia de las que nunca debería haber salido”, enfatizó al hablar contra su contricante. Lula defendió el rol de Brasil durante su gestión «como protagonista internacional y sexta economía mundial, cuando ahora está en duodécima posición».
«Brasil era respetado, hablaba de igual a igual con los ricos y poderosos y colaboraba con los pobres con inversión y transferencia de tecnología, algo que hicimos en América Latina y África. Vamos a fortalecer el Mercosur, la Unasur, la Celac y los Brics, establecer alianzas y luchar por una gobernanza mundial. Brasil es demasiado grande para ser un paria», prometió.
Polémica con su compañero de fórmula
Lula da Silva se presentó con su exadversario y actual compañero de fórmula para la vicepresidencia, el exgobernador de San Pablo Gerardo Alckmim. Este participó por videoconferencia al haber dado positivo de covid-19. “Brasil sobrevive hoy al gobierno más desastroso y cruel de su historia. Lula es la esperanza que resta”, indicó.
«Cuando Lula me extendió la mano vi en ese gesto mucho más que reconciliación entre dos adversarios históricos, vi el verdadero llamado a la razón, a la razón de todos. Pensemos en las disputas del pasado y en la unión de hoy. Lo que mas importa es lo que Brasil necesita. Brasil sobrevive hoy al más desastroso y cruel gobierno de su historia»
La importancia de Alckmin para atraer a la centroderecha política no bolsonarista levantó suspicacias en el PT luego de la fallida experiencia con Michel Temer, vicepresidente que conspiró contra Dilma Rousseff en 2016. Es conocido por ser una figura moderada y poco carismática ante el público, pero bien recibida por la clase empresarial y otros sectores no tan cercanos a la izquierda.
¿Qué marcan las encuestas?
El fundador del PT es líder en las encuestas con entre el 41 y el 45% de los votos y supera en entre 8 y 15 puntos a Bolsonaro. Este lanzó dudas sobre la transparencia electoral y está utilizando a las Fuerzas Armadas como una suerte de “garante” del Tribunal Superior Electoral, al que ya acusó de buscar perjudicarlo. Mientras, los dirigentes de izquierda han presionado para que Lula “ocupe la calle” y lleve sus ideas más allá del sector izquierdista.