Este lunes, las organizaciones humanitarias trabajan para evacuar a más civiles de la devastada ciudad portuaria de Mariúpol, pero cientos de personas siguieron atrapadas en la planta siderúrgica de Azovstal, el último reducto de resistencia de Ucrania al asedio de Rusia.
Un primer grupo de evacuados debía llegar el lunes por la mañana a una ciudad controlada por los ucranianos al noroeste de Mariúpol. Pero las fuerzas rusas reanudaron el domingo el bombardeo de la planta siderúrgica en cuanto los autobuses salieron de ella.
Las personas que continúan atrapadas allí quedaron sin agua, comida y medicinas mientras las fuerzas rusas los acorralaban en el complejo industrial, cuya red de búnkeres y túneles les ha servido de refugio frente a semanas de bombardeos rusos. «La situación se ha convertido en un signo de una verdadera catástrofe humanitaria», declaró la vice primera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk.
Los rusos militares se centran ahora en aplastar la resistencia en el sur y el este de Ucrania tras fracasar en su intento de capturar Kiev en las primeras semanas de la guerra, que ya ha cumplido tres meses. Sus asaltos han arrasado ciudades, han matado a miles de civiles y han obligado a más de 5 millones de personas a huir del país, informó Reuters.
Mariúpol, en el mar de Azov, se ha convertido en el emblema de la brutalidad de la guerra y del sufrimiento de los civiles. Las fuerzas del presidente Vladimir Putin controlan ahora casi toda la ciudad, uniendo el territorio controlado por Rusia al oeste y al este.
