El Gobierno nacional presentó por decreto la actualización del Presupuesto 2022, que había sido rechazado por todo el arco político opositor el año pasado. No hay nada nuevo en términos de reformas estructurales y se presenta un déficit fiscal primario del 2,5%, es decir, que el Estado va a gastar más dinero de lo que le ingresa, por lo tanto, habrá más inflación y menos crecimiento de lo esperado.
«La política económica del Gobierno nacional tiene como objetivos el crecimiento sostenible con generación de empleo y el fortalecimiento de las condiciones para reducir la inflación», expresa el comunicado oficial, sin embargo, la historia argentina ha demostrado que presentar un presupuesto con déficit fiscal repercute negativamente en la inflación y la actividad económica.
«Una condición necesaria para ello es que la política fiscal y monetaria se encuentren alineadas con el objetivo de robustecer la acumulación de reservas internacionales», insisten desde el oficialismo. Sin embargo, el déficit fiscal genera inevitablemente más emisión monetaria y más impuestos para cubrir las deudas del Estado. Por consiguiente, se genera una depreciación de la moneda y más argentinos que demandarán dólares, algo que es perjudicial para el Banco Central.
Por otro lado, no se publicó nada relacionado al costo de vida proyectado para este año y tampoco sobre la inflación. Además, hay una proyección de bajar el déficit fiscal primario al 1,9% para 2023, es decir, que directamente el kirchnerismo dejará el ajuste para el próximo Gobierno, que en 2024 le vencerán varios plazos de pago con respecto a la deuda.
En cuanto a la tasa de interés de los plazos fijos se subió al 53% (TNA), las Leliq a la cual tienen acceso solamente los bancos subieron a 52%. Se va a seguir manteniendo la política de subsidios al transporte y se fijará un ajuste con segmentación de tarifas en la luz y gas para disminuir el gasto. No se incluye ninguna reforma impositiva, laboral, previsional y tampoco monetaria.