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POLÍTICA

En la Jujuy de Gerardo Morales la gente cambia su ropa usada por un plato de comida

Los movimientos sociales de la provincia revelaron una realidad que el Gobierno intenta barrar bajo la alfombra.

Gerardo Morales
Gerardo Morales, en la mira por la represión en el 8M.

El Jujuy de Gerardo Morales se volvió una suerte de catálogo publicitario de su campaña presidencial. Por eso, el mandatario recorre el país llevando panfletos digitales de la planta solar Cauchari, de su propia planta procesadora de marihuana Cannava y del ambicioso proyecto Promace para construir 270 escuelas que por ahora sólo existen en los deseos del Gobernador. Pero para mostrar una casa ordenada, muchas veces es menester barrer a basura bajo la alfombra.

Jujuy está muy lejos de ser solo energía solar y paisajes inolvidables. Esta provincia en el extremo norte también es un ejemplo de la pobreza más abyecta, que obliga a los jujeños a trabajar en la informalidad por algunos pocos pesos, para llevar el pan al hogar. Ya contamos en una nota anterior sobre las ferias que son un cultivo de delitos varios que la provincia se niega a combatir.

Hay un motivo por el cual las fuerzas de seguridad de la provincia no intervienen en el sistema informal de comercio que crece, sin pausa, en las tierras de Gerardo Morales. Hoy estas unidades comerciales llamadas “de economía popular”, esconden la pobreza más abyecta que se multiplica por debajo de la publicad oficial. Los movimientos sociales de la provincia le enrostraron a la sociedad una realidad que nadie quiere ver: en esas ferias gente en situación de extrema pobreza cambia ropa usada por arroz y fideos para poder llevar un plato de comida a sus casas.

«Se duplicaron los vendedores ambulantes en la provincia por aumento de la crisis social, y el gobierno se vale de ella para poder estabilizar la situación económica sobre la base de peores condiciones generales o comparativas con el resto de los trabajadores. En la feria de barrio El Chingo uno cambia lo que tiene por la comida que consumirá ese día; prácticamente se llegó a un nivel de supervivencia cotidiana, y la economía popular no puede ofrecer una perspectiva de salida”, contó Iñaki Aldasoro, referente del Polo Obrero y gran conocedor del submundo de la economía popular.

Por su parte el referente del Movimiento Evita, José Surita, contó una realidad de las ferias que nadie quiere revelar. “No solo venden productos, sino que también los intercambian. Por ejemplo, ropa: si tenés un nene al que le quedaron chicas las zapatillas, podés cambiarlas por otro tipo d calzado o ropa. Hay solidaridad en el pueblo de Jujuy, sobre todo en estos sectores, y hay insensibilidad en el gobierno”, contó preocupado por el crecimiento de la pobreza.

Trabajo en negro

Jujuy tiene su propio Instituto Provincial de Estadísticas, no obstante es muy complicado conseguir cifras oficiales del empleo en negro. Los movimientos sociales aseguran que un enorme porcentaje de los asalariados pertenecen a la economía informal. Según señalan, es gracias a este circuito de ilegalidad laboral que la provincia no sufre estallidos sociales, ni se nota la falta de empleo formal.

“Hay 20% de asalariados formales en relación de dependencia, en el sector público y privado, pero el 80% de la población económicamente activa pertenece a la economía popular”, sostuvo Zurita, que además advirtió que ellos hace relevamiento periódicos de las ferias y de los trabajadores de distintos rubros en la provincia.