JUJUY.- La Casa de Gobierno de Jujuy es un hervidero. Alberto Fernández llega a la provincia y no piensa visitar a Gerardo Morales, el norteño llama a los ministros que a su vez tienen la obligación de llamar a sus secretarios y directores. También suena el teléfono de cuanto diputado y concejal oficialista quiere atender, la orden es clara: todos deben publicar en sus redes sociales algo en contra de la visita del Presidente a Milagro Sala.
El Gobernador está que explota, no puede creer que tenga que salir a dar la orden de repudiar una visita a su principal enemiga. Los funcionarios no quieren pasar ni cerca del despacho gubernamental, silencian los teléfonos, los mensajes idénticos se fraguan a golpe de teclado en la Secretaría de Comunicación, nadie debe salir a decir nada fuera de la orden oficial. Telefonazo a los chicos de la Juventud Radical con reto incluido, todos deben dejar lo que estén haciendo, salir a respaldar a Gerardo Morales y atacar a Alberto.
En Jujuy no sólo reina el “emperador” norteño, como le gusta ser llamado, también reina la confusión. Hace menos de 48 horas desde los mismos teléfonos que hoy repican pidiendo atacar con vehemencia al Gobierno nacional, salía la orden de defender los acuerdos de Morales con la gestión del Presidente. Claro hace dos días desde Jujuy llegó el único espaldarazo opositor al proyecto de Ciencia, Tecnología e Innovación de Daniel Filmus.
«Compartimos con Daniel que Argentina tiene que lograr grandes acuerdos nacionales para que el país se supere y uno de los temas en los que hay que acordar es en Ciencia y Tecnología» afirmó el Gobernador. Ayer “Daniel” era un ángel caído del cielo, ahora es un acólito del mal que respalda al odiado mandatario nacional. En Jujuy nadie entiende nada, un día deben salir a defender que se acuerde con Nación y al día siguiente quemar los botes que los llevaron a esos acuerdos.
Lo cierto es que el enojo de Gerardo Morales suena bastante fingido, porque mientras en Jujuy todos ponían el grito en el cielo contra la administración central del país, allá lejos, en Buenos Aires, Jorge “el Colo” Rizzotti, hombre fuerte del Gobernador en el Congreso tejía una alianza con el albertismo. Él fue el único opositor que asentó su firma en la iniciativa parlamentaria para aumentar los subsidios al transporte, de esta manera le dio el mote de “proyecto consensuado” que tanto le gusta a Sergio Massa, amigo del Gobernador de Jujuy.
Mientras en la provincia norteña no saben para que lado correr, menos saben en qué zaguán descansar. Un día kirchneristas y moralistas comen en la misma mesa, al día siguiente deben borrar las fotos de sus Instagram para evitar los retos del mandatario. De todas maneras, el enojo, con cartita incluida, contra Alberto Fernández suena a falsete fingido. Todos saben y ya lo repiten a viva voz, Gerardo Morales es el más peronista de los radicales y el más Albertista de los opositores.