Boris Johnson renunciará este jueves a su cargo como primer ministro de Reino Unido, tras haber perdido el apoyo de varios de sus ministros y compañeros del Partido Conservador británico, que manifestaron que ya no está en condiciones de gobernar.
Con la dimisión de ocho cargos ministeriales, entre ellos dos secretarios de Estado, en las ultimas dos horas, un Johnson aislado e impotente se dispone a ceder ante lo inevitable y anunciar su renuncia este jueves, según dijo una fuente gubernamental. La oficina de la residencia oficial de Johnson aseguró que el primer ministro británico realizará una declaración al país durante este día.
Tras días de lucha por su puesto, casi todos los aliados de Johnson lo han abandonado, después de que el último de una serie de escándalos acabó con su disposición a apoyar al mandatario. «Su dimisión era inevitable», tuiteó el vicepresidente del Partido Conservador, Justin Tomlinson. «Como partido debemos unirnos rápidamente y centrarnos en lo que importa. Son tiempos serios en muchos frentes», agregó.
Los conservadores tendrán ahora que elegir un nuevo líder, un proceso que podría durar unos dos meses. No estaba claro si Johnson seguirá con un papel interino o si alguna vez podrá hacerlo mientras se elige a la persona lo sustituya al frente del Gobierno. «Además de dimitir como líder del partido, el primer ministro debe renunciar a su cargo», expresó el parlamentario conservador Nick Gibb, replicó Reuters.
«Después de perder tantos ministros, ha perdido la confianza y la autoridad necesaria para continuar», agregó. Los apoyos de Johnson se han evaporado en unas de las 24 horas más turbulentas de la historia política británica reciente, llegando al extremo de que su ministro de Economía, Nadhim Zahawi, que no fue nombrado para su puesto hasta el miércoles, ha pedido a su jefe que dimita.
De la popularidad al rechazo
El heterodoxo Johnson llegó al poder hace casi tres años, prometiendo llevar a cabo la salida de Reino Unido de la Unión Europea y rescatar al país de las amargas divisiones que siguieron al referéndum del Brexit de 2016. Pero el enfoque beligerante ya menudo caótico de su estilo de gobernar y una serie de escándalos han agotado la buena voluntad de muchos de sus legisladores.
La reciente crisis estalló después de que el diputado conservador Chris Pincher se vio obligado a dimitir por acusar de haber acosado a hombres en un club privado. Johnson tuvo que disculparse después de que saliera a la luz que había sido informado de que Pincher había sido objeto de anteriores denuncias por conducta sexual inapropiada antes de que lo nombrara.
El primer ministro dijo que lo había olvidado. Este incidente llegó tras meses de escándalos y errores, incluyendo un informe condenatorio sobre las fiestas con alcohol en su residencia oficial y oficina de Downing Street, que infringieron las estrictas restricciones del país por el coronavirus y acarrearon una multa para el primer ministro por una reunión para celebrar su 56º cumpleaños.
A todo ello se suman los bandazos políticos, una desafortunada defensa de un legislador que infringió las normas de los grupos de presión, y críticas de que no ha hecho lo suficiente para atajar la inflación, mientras muchos británicos luchan para hacer frente a la subida de los precios de los combustibles y los alimentos.