El Gobierno porteño sigue avanzando en mejorar la seguridad vial en todo el tránsito para bajar en un 50% la cantidad de siniestros viales de cara al 2030. Por eso, en el último tiempo hubo una serie de modificaciones aprobadas por la Legislatura de CABA para inhabilitar directamente la licencia de aquellos conductores que acumulen faltas graves o estén alcoholizados (más de 0,5 gramos de alcohol en sangre).
«Esta herramienta permite detectar a aquellos conductores que se ponen en riesgo a sí mismos y a los que comparten con ellos la vía pública y, llegado el caso, quitarles la licencia porque han demostrado no merecerla. Estamos hablando de violadores asiduos de los límites de velocidad, de la luz roja, de los límites de alcoholemia, de conductores que más tarde o más temprano protagonizarán un siniestro vial que puede ser grave», explicó el director ejecutivo de la ANSV, Pablo Martínez Carignano en declaraciones citadas por la agencia Télam.
Las faltas de tránsito más graves, según el convenio entre la ANSV y el Gobierno dela Ciudad de Buenos Aires son: «La conducción bajo los efectos del alcohol, estupefacientes u otra sustancia, negativa al test de alcoholemia en un control, no respetar la señalización de los semáforos, no respetar los límites de velocidad, circular sin la documentación correspondiente y adulterar la patente del vehículo».
En caso de que una persona dé positivo en alcoholemia automáticamente se le inhabilitará por dos meses la licencia y deberá realizar un curso de seguridad vial para infractores y contraventores de alcoholemia. A medida que haya más alcohol en sangre, la inhabilitación puede ser por más tiempo llegando a los 2 años y multas de 106.000 pesos.
La reincidencia en faltas consideradas graves puede implicar la inhabilitación y la obligación a los conductores de realizar nuevamente los exámenes físicos, psíquicos, teóricos y prácticos. En los últimos meses, según la ANSV hubo 30 infractores que se les quitó la licencia por reiteradas faltas graves como el exceso de velocidad.