Argentina esperaba el desembolso de 500 millones de dólares por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para continuar con las obras de infraestructura vial, atención sanitaria y mejoramiento del acceso al agua potable para las poblaciones más vulnerables. Sin embargo, la entidad que ya había desembolsado más de US$ 2.500 millones desde finales de 2020 decidió esta vez frenar la financiación.
Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, afirmó: «Corresponde a las instituciones multilaterales adoptar las normas más estrictas de integridad y transparencia financiera y ayudar a sus países miembros a hacerlo también». Estas declaraciones citadas por la agencia NA, fueron dichas en una columna de opinión para el diario norteamericano Wall Street Journal.
«A diferencia del Fondo Monetario Internacional, cuyo mandato incluye el apoyo a las necesidades de liquidez de los países en crisis, la función principal del BID es promover el impacto del desarrollo a través de préstamos para proyectos específicos y asistencia técnica», sentenció Claver-Carone en una dura opinión contra la Argentina.
«El tumultuoso historial financiero de Argentina afecta singularmente a los costos del banco. El BID debe proteger su capacidad de ayudar de forma fiable a todos sus 26 prestatarios, incluidos los países pequeños con pocos recursos», admitió el líder de la entidad principal de financiamiento para el desarrollo económico, social e institucional en América Latina y el Caribe.
«Por mucho que el BID quiera aprobar nuevos fondos para Argentina, no puede dar el visto bueno a las solicitudes para hacerlo sin asegurarse prudentemente de que tiene un impacto en el desarrollo», argumentó el funcionario y abogado nacido en Estados Unidos. El organismo, en principio, le pidió a la Argentina que regularice su situación con el FMI para continuar con los desembolsos.
