El papa Francisco viaja este miércoles desde Edmonton a Quebec, en el este de Canadá, para iniciar la segunda etapa de la gira de seis días que inició el domingo y que hasta el momento estuvo centrada en el pedido de perdón a los indígenas por el rol de los cristianos en los polémicos internados que funcionaron durante casi todo el siglo XX con prácticas que describió como «colonialistas».
El pontífice llegará a Quebec a las 15:00 hora local. Una vez allí, el pontífice tendrá una reunión bilateral con el premier Justin Trudeau y luego dirigirá un discurso a las autoridades civiles, representantes de las poblaciones indígenas y el cuerpo diplomático, informó Télam.
Trudeau, que recibió el domingo al Papa a su llegada a Canadá, destacó en un comunicado el pedido de perdón que hizo este lunes el pontífice a los pueblos indígenas por el comportamiento de cristianos en los internados que funcionaron entre 1883 y 1996 y que marca la agenda de la visita.
Francisco, según dijo Trudeau en un comunicado, «reconoció los abusos experimentados en las escuelas residenciales que resultaron en la destrucción cultural, la pérdida de vidas y el trauma continuo vivido por los pueblos indígenas en todas las regiones de este país».
Además del pedido de perdón que expresó el lunes por el «mal» que hicieron algunos cristianos durante el régimen de escuelas residenciales que se aplicó en Canadá entre 1883 y 1996, el Papa calificó como «nefasta» la experiencia de esos internados y describió como una «tragedia» que provocó una «destrucción cultural» la prohibición que se aplicaba a los nativos para usar su lengua.
Francisco concentró sus primeros tres días de actividades en los gestos hacia los nativos locales, al punto que visitó sus territorios en los alrededores de Edmonton, usó sus lenguajes en fragmentos de sus discursos y se dejó fotografiar con un típico tocado de plumas que le regaló uno de los jefes indígenas.
En soledad, y utilizando una silla de ruedas con la que se desplaza en Canadá, protagonizó dos rezos en lugares emblemáticos para los pueblos Inuit, Métis y First Nations: un cementerio aledaño a una de las viejas escuelas residenciales y un lago al que los nativos consideran milagroso hace más de cien años.