Las fuerzas de Rusia ponen la mira en sus próximos objetivos en la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania, después que el presidente Vladimir Putin se adjudicara la victoria en la vecina provincia de Luhansk, en una nueva fase de una guerra iniciada hace más de cuatro meses.
La toma de la ciudad de Lisichansk completó el domingo la conquista rusa de Luhansk, una de las dos regiones del Dombás, la industrializada región oriental de Ucrania que se ha convertido en el escenario de la mayor batalla en Europa en generaciones. Ambos bandos han sufrido grandes bajas en la lucha por Luhansk, especialmente durante el asedio a las ciudades gemelas de Lisichansk y Severodonetsk.
Ambas ciudades han quedado en ruinas por el implacable bombardeo ruso. «La ciudad ya no existe», dice Nina, una joven madre que ha huido de Lisichansk para refugiarse en la ciudad central de Dnipro. «Ha sido prácticamente borrada de la faz de la Tierra. No hay ningún centro de distribución de ayuda humanitaria, ha sido golpeado. El edificio que albergaba el centro ya no existe. Igual que muchas de nuestras casas», agregó.
Las fuerzas ucranianas tomaron este martes nuevas líneas defensivas en Donetsk, donde aún controlan las principales ciudades, mientras Putin manifestó a sus tropas que «descansen absolutamente y recuperen su preparación militar», mientras las unidades en otras zonas siguen luchando, informó Reuters.
Desde el inicio del conflicto, Rusia ha exigido a Ucrania que entregue tanto Luhansk como Donetsk a los separatistas pro-Moscú, que se han declarado Estados independientes. «Esta es la última victoria de Rusia en territorio ucraniano», dijo Oleksiy Arestovych, asesor del presidente Volodímir Zelenski, en un vídeo publicado en internet.
«Tomar las ciudades del este significó que el 60% de las fuerzas rusas están ahora concentradas en el este y es difícil que se redirijan al sur», dijo. «Y no hay más fuerzas que puedan ser traídas desde Rusia. Han pagado un gran precio por Severodonetsk y Lisichansk», agregó. Algunos expertos militares consideraron que la reñida victoria había aportado a las fuerzas rusas pocos beneficios estratégicos y que el resultado de lo que se ha denominado la «batalla del Dombás» seguía en el aire.