En una cifra histórica que no se registraba desde hace 32 años, los precios al consumidor en Brasil bajaron 0,68% mensual en julio, según informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). La estadística muestra la primera caída de la inflación desde mayo de 2020 y contrasta con los fuertes incrementos que se aplicaron en la tasa de interés desde el año pasado.
Vale recordar que, en junio, el índice había trepado 0,67%, acumulando 11,89% en 12 meses. De acuerdo al comunicado oficial, «la tasa de julio fue influenciada principalmente por el sector de Transportes, que tuvo la caída más intensa (-4,51%), y contribuyó con el mayor impacto negativo (-1,00 punto porcentual) en el índice», informó NA.
El retroceso en esa categoría se explica por la reducción del precio de los combustibles (-14,15%) en el periodo, detallaron. En medio de las aspiraciones electorales del presidente Jair Bolsonaro, el gobierno promovió una reducción en impuestos estatales que contribuyeron a esa baja.
También la estatal Petrobras aplicó varios recortes después de que el mandatario cambiara por tercera vez a finales de junio a su presidente, tras críticas a la política de precios de la compañía. Otra importante caída se detectó en la energía eléctrica residencial (-5,78%), consecuencia de una reducción tarifaria e impositiva.
La baja de los precios en julio ubicó la tasa en los primeros siete meses del año en 4,77%, cerca del límite de la meta del Banco Central de 5% para 2022. Además, el indicador del séptimo mes del año fue inferior a la mediana prevista de -0,65% de casi 40 instituciones financieras y consultoras encuestadas por el diario económico Valor.
Más allá del retroceso en el índice general, los alimentos y bebidas no frenaron su subida y marcaron un alza de 1,30%, impulsada entre otras cosas por el ajuste del 25,46% de la leche larga vida. El acumulado del rubro en 12 meses trepó a 14,72%.