Un tercer tanque de crudo colapsó este lunes en la terminal de almacenamiento de Matanzas, en Cuba, luego del derrame de un segundo depósito que se había incendiado el sábado, en el mayor accidente de petróleo en años en la isla. Un bombero murió y otras 16 personas aún están desaparecidas.
Cuba había logrado algunos avances el fin de semana en el combate a la llamas, con la ayuda de México y Venezuela, pero el domingo por la noche comenzó a propagarse el fuego desde el segundo tanque, que se derrumbó, explicó Mario Sabines, gobernador de la provincia de Matanzas, a unos 130 kilómetros al este de La Habana.
El fuego habría comenzado cuando un rayo había caído en viernes sobre uno de los ocho tanques de almacenamiento de combustible en la instalación de Matanzas. Las autoridades han reportado más de 4.500 evacuados en la zona cerca del lugar. La jefa del Partido Comunista en Matanzas, Susely Morfa, explicó que «no hay llamas en este momento, solo emana humo blanco», en alusión al primer tanque de combustible que colapsó.
El segundo tanque -dijo- todavía está ardiendo, mientras que un tercero, que los funcionarios temían que explotara el sábado por la noche, «se está enfriando con agua a intervalos, con el propósito de mantener una adecuada temperatura que impida la combustión de los gases», replicó Reuters.
Más de 100 personas, muchos de ellos socorristas, resultaron heridos -principalmente por la segunda explosión que se produjo el fin de semana- de las cuales 24 permanecen hospitalizadas, cinco en estado crítico, según las autoridades sanitarias locales.
«Estamos enfrentando un evento que no es casual en el país. Es un incendio de alta proporción (…), muy difícil de controlar en Cuba donde no hay todos los medios que se requieren, no hay toda la tecnología y por tanto estamos contando con asesoría técnica», dijo el presidente Miguel Díaz-Canel. «La ayuda es importante, diría que es vital y va a ser decisiva», agregó.