Conmoción en Europa y gran parte del mundo. El último presidente de la Unión Soviética (URSS), Mijaíl Gorbachov, murió este martes a los 91 años en Rusia. La noticia se conoció en la Argentina en horas de la tarde, luego de que agencias de prensa rusas citaran el comunicado del Hospital Clínico Central (TSKB) del país gobernado por Vladimir Putin.
“Hoy por la noche (martes), tras una larga enfermedad grave, Mijaíl Sergeevich Gorbachov murió”, indicó el TSKB, citado por Interfax, TASS y RIA Novosti, publicó la agencia de noticias argentina Télam. Gorbachov, que llegó al poder en 1985, lanzó una serie de reformas políticas y económicas con la idea de modernizar y democratizar la URSS, confrontada a graves crisis.
Partidario de una política de acercamiento con Occidente, ganó en 1990 el Premio Nobel de la Paz. Entre 1990 y 1991, ocupó la presidencia de la URSS, antes de tener que dimitir el 25 de diciembre de 1991, lo que desencadenó en el fin de la Unión. Gorbachov es considerado el hombre que cambió el escenario político mundial al ponerle fin a la “Guerra Fría” derivada de la Segunda Guerra Mundial.
Gorbachov nació el 2 de marzo de 1931 en Privólnoie. A los 15 años ya había entrado a la Unión Comunista de la Juventud, mientras que en los ’50 comenzó sus estudios y se recibió a los 24 años como licenciado en Derecho, en la Universidad de Moscú. Como líder de la Unión Soviética, supo forjar acuerdos de reducción de armamentos con Estados Unidos y asociaciones con las potencias occidentales para eliminar la “Cortina de Hierro”, que había dividido a Europa desde 1939 hasta 1945.
Cuando las protestas a favor de la democracia se propagaron por las naciones del bloque soviético de la Europa del Este comunista en 1989, Gorbachov se abstuvo de utilizar la fuerza, como habían hecho sus predecesores en el Kremlin, que enviaron tanques para aplastar los levantamientos en Hungría en 1956 y en Checoslovaquia en 1968.
Gorbachov luchó en vano por evitar ese colapso
Al convertirse en secretario general del Partido Comunista Soviético en 1985, con sólo 54 años, se propuso revitalizar el sistema introduciendo libertades políticas y económicas limitadas, pero sus reformas se salieron de control. Su política de “glasnost” –libertad de expresión– permitió críticas antes impensables al partido y al Estado, pero también envalentonó a los nacionalistas que empezaron a presionar por la independencia en las repúblicas bálticas de Letonia, Lituania, Estonia y en otras.
Muchos rusos nunca perdonaron a Gorbachov por las turbulencias que desataron sus reformas, y consideraron que la subsiguiente caída de su nivel de vida era un precio demasiado alto a pagar por la democracia. Tras visitar a Gorbachov en el hospital el 30 de junio, el economista liberal Ruslan Grinberg declaró al medio de comunicación de las fuerzas armadas Zvezda: “Nos dio toda la libertad, pero no sabemos qué hacer con ella”, dijo, según Reuters.