La «crisis del populismo» explotó por primera vez dentro de su propio Gobierno y no después, según vaticinó Jonatan Viale. Los gastos exorbitantes del Estado a través de bonos, subsidios, planes sociales y otras formas de repartir dinero a cambio se están volviendo en contra, porque ya no es posible sostener el asistencialismo. Por otra parte, de nuevo se observa la ausencia de Cristina Kirchner, quien ahora se escuda en Sergio Massa y Malena Galmarini.
Al haber un descontrol fiscal, que llevó como consecuencia a la inestabilidad macroeconómica actual, el Gobierno fijó la segmentación de tarifas para que «hagan un esfuerzo más» los que más tienen. Sin embargo, en su columna editorial de Radio Rivadavia, el politólogo opositor indicó que no se trata de una «redistribución de subsidios», sino de un tarifazo.
Fin del relato kirchnerista
A modo de ejemplo, Jonatan Viale expuso la situación de los comercios y empresas a partir de las nuevas medidas económicas. Ahora, además de enfrentar una fuerte presión tributaria, tendrán que hacer frente a la triplicación de los montos en las tarifas. «250% van a escalar las tarifas hasta marzo de 2023. Esto es el populismo. Todo lo que no pagaste ayer, se paga mañana».
Esto no hace más que «herir de muerte al relato kirchnerista«, basado en políticas alejadas de ajustes contra la población. Asimismo, se contradice notoriamente, debido a que los tarifazos durante el Gobierno de Mauricio Macri fueron repudiados por Sergio Massa, el mismo que ahora está realizando subas de los servicios energéticos. No obstante, lo que no sube es el salario. «Pero bueno, ahí está Massa, que algunos empresarios lo presentan como el nuevo Churchill, para chocar con su propio relato», aseguró el periodista.
Para qué CFK convocó a Massa, según Jonatan Viale
Aun así, el propósito de CFK se logró, según él. Ella necesitaba que alguien diera la cara para aplicar los ajustes y Massa fue el sujeto ideal para implementarlos, poner la cara y «comerse su propio relato». De esta forma, Cristina Kirchner no tiene la necesidad de poner su cara para anunciar los ajustes, a pesar de poner al frente a una persona que, poco tiempo atrás, bregó para que la metan presa.
En conclusión, tanto Máximo Kirchner, Axel Kicillof como el resto de los funcionarios kirchneristas son «vendehumo». Incluso Alberto Fernández tuvo que tragarse sus propias palabras, luego de prometer que «no firmaremos ningún acuerdo que suponga un aumento tarifario desmedido, excesivo». El relato, entonces, también brilla por su ausencia en la vida real.
