Finalmente después de una semana de ausencia, Georgina Barbarossa regresó a su programa de Telefe, «A la Barbarossa», y contó cómo fue el problema de salud que la alejó de las cámaras y que generó muchísima preocupación en todo su entorno. Ante la atenta mirada de sus compañeros, reveló que esto tuvo que ver con su oído y un tema de otolitos
«Ay chicos, los quiero. Todo empezó el jueves con un dolor de cabeza tremendo. Vine el viernes, le puse onda pero sentía que me moría. Fui a una guardia y me hicieron urgente una resonancia. Yo no podía hablar del dolor. Me levanto con un dolor de cabeza raro, un dolor que no tuve nunca. Me iba tambaleando de un lado para el otro, después, ya no podía ni caminar«, comenzó asegurando.
«En la resonancia salió que no tenía nada en el cerebro, pero eso ya lo sabemos. Después de eso, empecé con unos mareos que me tambaleaba de un lado para el otro, no podía caminar e iba reptando al baño. Se quedaron los chicos y la señora que trabaja en casa conmigo. Fui a ver al doctor Previgliano (neurólogo), me miró y me dijo: ‘otolitos’. Entonces me derivo a su hermano que es kinesiólogo y me empezaron a mover como una vaca muerta; me revolearon de un lado para el otro», aseveró.
Sin rodeos, Georgina Barbarossa decidió ir por más. «Ahora sigo con ejercicios como saltar arriba de una pelota, leer un libro y levantar un brazo, mirar fijo unas luces que van de arriba hacia abajo. Les agradezco infinitamente, en especial a Vero Lozano porque hay que levantarse temprano, atravesarse toda la ciudad y aguantarlos a ustedes. En un momento, pensás que te morís y yo decía: ‘¿ahora me voy a morir?’ No estaba en mis planes», reveló.
«La carita de los chicos (sus hijos) me angustiaba, parecía que tenían 5 años. Gracias a mis nueras, mi sobrina, mi hermano de Córdoba, mi hermana de Sevilla, que querían venir. ‘No me puedo morir ahora’, pensaba. Estuve organizando con Ale Benevento (su agente de prensa) el velorio porque mis hijos no iban a querer un velorio multitudinario en el Cervantes, ponele. Yo siempre pensé en la muerte porque es algo inevitable pero siempre quise morirme de golpe; le tengo miedo al sufrimiento, pero pensé en ellos porque sentía que me faltaba tiempo», aclaró la conductora.
«Yo no le tengo miedo a la muerte y yo pasé una muy dura. La tuve acá y le dije: ‘Chau, patada en el culo’. Pero te deja un aprendizaje porque empezás a modificar acciones. Lo que antes te parecía normal ahora valorás un montón de cosas. Yo no tengo miedo, pero no quiero sufrir, no quiero atravesar un proceso de agonía. Por eso, es muy importante hacerse controles porque en mi caso, una mínima advertencia, me llevó a hacerme estudios que determinaron mi diagnóstico», finalizó Georgina.