Este miércoles, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea decidieron hacer que sea más costoso y más largo para los habitantes de Rusia obtener visas para viajar al bloque, pero no llegaron a aceptar la prohibición de visas en todo el bloque, algo que Ucrania y varios estados miembros habían solicitado.
La Unión Europea estaba demasiado dividida para poder ponerse de acuerdo en esta etapa sobre una prohibición general. Los ministros tampoco dejaron en claro qué medidas podrían tomar los países bálticos, Polonia y Finlandia, que tienen fronteras terrestres con Moscú, para restringir el acceso a los visitantes rusos.
Pero el jefe de política exterior, Josep Borrell, argumentó que la suspensión del acuerdo de facilitación de visas por sí sola tendrá un impacto real. «Esto reducirá significativamente la cantidad de nuevas visas emitidas por los estados miembros de la Unión Europea. Será más difícil, llevará más tiempo», explicó en una conferencia de prensa en Praga.
Además, explicó que hubo un aumento sustancial en los cruces fronterizos de rusos a los países vecinos desde mediados de julio. «Esto se ha convertido en un riesgo de seguridad para estos estados vecinos», agregó. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, dijo que restringir las visas es un paso «en la dirección correcta», replicó Reuters.
«Esto va en la dirección correcta, pero una vez más vimos que hasta ahora se ha hablado mucho y se ha hecho poca acción», explicó, y agregó que la situación debería reevaluarse dentro de unos meses. La semana pasada, el diario más grande de Finlandia, Helsingin Sanomat, contó 1.400 automóviles con matrículas rusas estacionados en el principal aeropuerto de Helsinki, muchos de ellos marcas de lujo, lo que provocó fuertes críticas públicas.