Jonatan Viale descalificó el doble discurso del kirchnerismo en relación al atentado contra Cristina Kirchner. Lo que llama la atención del «absurdo«, tal como lo calificó él, es que la coalición primero acusa con serias palabras a la oposición de «gorila» y «facha» por promover, supuestamente, el odio. Sin embargo, son los mismos dirigentes los que luego invitan a dialogar, a pesar de las palabras acusativas.
«Larreta y Bullrich son dos pedazos de gorilas. ¿Quieren venir a tomar un café?«, ironizó el periodista en su columna editorial de Radio Rivadavia. Para ejemplificar, citó a Oscar Parilli, Cesar Milani y a Jorge Rachid, tres de los funcionarios que trataron con varios insultos a la oposición. Así pasa lo mismo con la gran mayoría del oficialismo, quienes también han llegado a afirmar que con Juntos por el Cambio «no se debate».
«Tienen ganas de dialogar o los mandamos al carajo. Yo estoy tratando de seguir la lógica de esta gente. Este es el absurdo que estamos viviendo con el kirchnerismo», enfatizó Jonatan Viale, y afirmó que a partir del pedido de condena a la vicepresidenta «enloquecieron». «No les funcionó nada porque el juicio continuó», agregó, teniendo en cuenta los pedidos de sobreseimiento por la causa Vialidad.
El kirchnerismo desesperado
«La única explicación para tanto cinismo es la desesperación», sostuvo el politólogo. Así lo demostraron las encuestas de la última semana, las cuales dejaron asentado que más de la mitad de los entrevistados consideran culpable a la vicepresidenta. «Conclusión, el kirchnerismo tiene un problema muy grande, porque tanto los encuestadores K como los encuestadores no K tienen los mismos resultados: Cristina es culpable. Cristina robó. Entonces, acá nadie quiere dialogar, quieren un plan canje: paz social por impunidad», afirmó.
«¿Saben para qué quieren diálogo, o para qué debería ser el diálogo? Para ocuparse de los problemas de la gente. Se fueron a Neptuno. Yo diría que suelten a Cristina y empiecen a ocuparse de los problemas de la gente», sugirió. De este modo, les propuso darse cuenta de que la sociedad no está pensando en política, sino en ver cómo llega a fin de mes con una inflación igual o peor que la de 2001.