La vicepresidenta Cristina Kirchner hizo su primera aparición en público luego del atentado cometido contra ella el 1 de septiembre. A 14 días del hecho, la expresidenta se reunió en el Congreso de la Nación con curas villeros y referentes religiosos y laicos de los barrios populares. Allí, en un clima de alivio y tensión al mismo tiempo, le dedicaron unas palabras en su honor y trajeron a colación la importancia de la paz social para la Argentina del futuro.
Luego de que varios representantes del periodismo y las iglesias barriales ofrecieran algunos discursos breves, le tocó el turno a la presidenta del Senado. Sin hacer caso omiso de lo que pasó en la puerta de su casa, lo primero que dijo hizo alusión al hecho. «Yo quería que mi primera actividad pública, por así decirlo, fuera de un despacho, fuera con ustedes. Yo siento que estoy viva por Dios y la Virgen, realmente», dijo con la voz quebrada por la emoción.
Luego, se refirió a su ausencia en la Basílica de Lujan, lugar en donde se congregaron altos funcionarios del Frente de Todos. Cristina Kirchner justificó su no aparición al hecho de estar rodeada de fuerzas de seguridad: «No quería entorpecer con mi presencia lo que era un momento especial». También comunicó que la llamó el Papa Francisco, quien le avisó que el odio comienza siempre por las palabras y los verbos que se utilizan.
«Lo que pasó fue una ruptura»
La expresidenta también hizo referencia al orden social y económico que necesita el país para crecer, pero también enfatizó en cómo eso se rompió en el momento en el que Fernando Sabag Montiel estuvo por matarla. «Lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí. Para mí, lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde 1983», indicó, tomando en cuenta la recuperación de la democracia.
«Lo que pasó fue una ruptura que debemos volver a reconstruir urgentemente. Hay que ponerse mínimamente de acuerdo para construir», señaló al advertir que la inflación existe porque el país «no tiene moneda». De esta forma, explicó que se deben dejar a un lado los pensamientos distintos para alcanzar un mínimo acuerdo para salir del pozo.
También recordó cuando, el 24 de diciembre de 1929, un hombre intentó atentar contra la vida del entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Casi un siglo después, según citó ella en el Diario de sesiones del Senado de la Nación de 1930, el atentado contra el mandatario se produjo en condiciones parecidas. Estas fueron a la vuelta de la casa del presidente radical y en medio de una trifulca de «escándalos» y «amenazas de guillotina». «Tenemos que examinar la percepción de nosotros mismos», concluyó al leer el escrito.
Cristina Kirchner pidió que recen por ella
Por último, Cristina Kirchner marcó las diferencias entre las ideas del peronismo y las del sujeto que gatilló contra ella, al no buscar la justicia por mano propia. Además, refirió que no hace falta sancionar ninguna ley (haciendo referencia a la ley para crear la figura de magnicidio), sino reconstruir «a partir del respeto democrático para los que no tienen».
«¿Se puede construir un país donde solo se insulta y se agravia?», se preguntó. Para cerrar, no solo agradeció al público, en su mayoría conformado por padres, hermanos y hermanas religiosas, sino que se permitió citar al Papa Francisco: «Ahora les pido que recen mucho, mucho por mí. Pero recen porque lo necesito mucho«.
