Tras la ceremonia en la Abadía de Westminster, el féretro de la reina Isabel II se dirige al Castillo de Windsor. El rey Carlos, sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo; y sus nietos, encabezados por William y Harry, formaron parte del cortejo. Desde temprano, miles de personas se alinearon en las calles londinenses para despedir a Isabel. Las campanas sonaros y se escucharon disparos de cañones con balas de salva.
En el interior de la abadía, la lectura de las escrituras se ambientó con la música que se ha utilizado en todos los funerales de Estado, desde principios del siglo XVIII. Entre los 2.000 asistentes, había unos 500 dignatarios mundiales y familias reales extranjeras.
El ataúd se encontraba sobre un carro de artillería tirado por 142 marineros con los brazos enlazados. Las gaitas y trompetas sonaron durante todo el trayecto. Un silencio absoluto cayó sobre el cercano Hyde Park en el momento en que apareció el ataúd de la reina por las calles de Londres.
Después de pasar por el Palacio de Buckingham, el féretro llegará hasta el Arco de Wellington en Hyde Park Corner. Luego, el ataúd será colocado en un coche fúnebre, para ser llevado al Castillo de Windsor. El servicio final será en la Capilla de San Jorge, informó Reuters. La ceremonia concluirá con la extracción de la corona, el orbe y el cetro -símbolos del poder y el Gobierno del monarca- del féretro y su colocación en el altar.
Más tarde, en un servicio familiar privado, el féretro de Isabel y el de su marido, el príncipe Felipe, quien falleció el año pasado a los 99 años, serán enterrados juntos en la capilla conmemorativa del rey Jorge VI. En ese mismo lugar, descansan sus padres y su hermana, la princesa Margarita.
