Elizabeth Gómez Alcorta presentó su renuncia indeclinable ante el Presidente de la Nación. Su decisión la determinó el desalojo a los indios mapuches en Villa Mascardi que tuvo como consecuencia la detención de mujeres. La jueza a cargo de la jueza, Silvia Dominguez, pidió que de forma preventiva sean trasladadas al penal de Ezeiza. No cayó para nada bien en la ya exministra que prefirió dar un pasó al costado.
El Gobierno sufrió un cierto revuelo interno por la dimisión de Elizabeth Gómez Alcorta al Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad. Su salida se hizo de forma repentina luego de hacer una declaración radial, donde aseguraba que no iba a ser parte de la «violación a los derechos humanos». Seguidamente le envió la renuncia a Alberto Fernández.
El Presidente aceptó su salida y deberá buscar quien sustituya a la saliente Gómez Alcorta. La exfuncionaria había lanzado una carta donde expresó su profundo desacuerdo con la decisión del Estado: «El desalojo ordenado contra la comunidad Lafken Winkul Mapu, en el que se produjeron detenciones de mujeres y niñxs, con participación de fuerzas federales me resultan incompatibles con los valores que defiendo como proyecto político», escribió.
A continuación hace referencia a la violación de derechos humanos por parte de la Justicia y el Estado: «Encarcelamiento, la denegatoria de la excarcelación para todas ellas y aún más a una mujer embarazada de 40 semanas, la incomunicación y el traslado a más de 1.500 kilómetros de su lugar de residencia«, expresó en la misiva.
«En lo personal, siento que con este hecho se ha traspuesto un límite, por lo que debo dar un paso al costado para que otra persona tome a su cargo la importante responsabilidad de estar al frente de este Ministerio«, agregó Gómez Alcorta en su descargo sobre los hechos ocurridos en Río Negro. Esta viernes se confirmó su salida cuando Alberto Fernández rubricó la renuncia.