Crece la expectativa en Brasil en el marco del balotaje que definirá al próximo presidente del país vecino. La elección es entre el actual mandatario, Jair Bolsonaro, y el líder del Partido de los Trabajadores (PT) y dos veces jefe de Estado, Lula da Silva. Se trata de unas elecciones históricas que definirán el rumbo de la mayor economía de Latinoamérica y principal socio comercial de la Argentina.
Lula votó en la mañana de este domingo cerca de San Pablo y dijo que en la elección estaba en juego “un modelo de país y de vida”, mientras que el ultraderechista Bolsonaro sufragó en Río de Janeiro y se mostró confiado en vencer “si Dios quiere” y “por el bien de Brasil”. Las mesas abrieron a las 8.00 y cerrarán a las 17.00 (misma hora en Argentina), tras lo cual comenzará la divulgación en tiempo real de los resultados gracias al sistema de urnas electrónicas.
Unos 150 millones de brasileños estaban habilitados para votar, pero más del 20% del electorado se abstuvo de hacerlo en la primera vuelta el 2 de octubre, y el esfuerzo final de ambos candidatos se destinó a potenciar ese aspecto. Pues, estos comicios coronan una de las campañas más violentas en el país vecino desde el retorno a la democracia, que incluyó ataques en los que murieron varios seguidores de Lula, presuntamente a manos de partidarios de Bolsonaro, según Télam.
Bolsonaro, de 67 años y en el poder desde 2019, se presenta como el paladín de los valores familiares tradicionales, opuesto al aborto y al matrimonio igualitario y a la educación sexual integral. Tenemos “expectativas de victoria para el bien de Brasil. Solo hemos tenido buenas noticias en los últimos días. Si Dios quiere seremos victoriosos hoy a la tarde”, dijo Bolsonaro luego de votar en una escuela del oeste de Río de Janeiro.
El mandatario de ultraderecha llegó a la escuela en el barrio Villa Militar minutos antes de la apertura de las mesas, escoltado por una caravana de autos negros y vestido con la camiseta del seleccionado de fútbol de Brasil. Desde allí se fue al Aeropuerto Internacional de Galeao para recibir al equipo de fútbol del club Flamengo, flamante campeón de la Copa Libertadores de América en Ecuador. Bolsonaro hasta alzó la copa y se sacó fotos con los jugadores.
En tanto, el expresidente Lula, de 77 años, votó una hora y media más tarde en una escuela del cordón industrial de San Pablo. “Esta elección no define solo un modelo de país, sino que define un modelo de vida para los brasileños”, sostuvo el expresidente, vestido con una guayabera blanca, luego de salir de la misma escuela donde se votó a sí mismo por primera vez para presidente en 1989.
“Por eso, es la elección más importante de mi vida, por un proyecto para que la democracia sea vencedora”, agregó el líder del PT. El veterano de izquierda abogó por relanzar el proceso de integración sudamericana y latinoamericana, reforzando el Mercosur y recomponiendo al Unasur para poder negociar con las grandes potencias en pie de mayor igualdad.
En esta elección de alta tensión también se elegirán en balotaje 12 gobernadores en estados de los cuales los más importantes son San Pablo, Río Grande do Sul y Pernambuco. La alianza de partidos que apoya a Bolsonaro obtuvo una amplia mayoría en el Congreso en las elecciones del 2 de octubre, lo que facilitaría un eventual nuevo mandato del presidente y dificultaría un Gobierno de Lula en caso de resultar vencedor.
Los sondeos entre Bolsonaro y Lula
Horas antes del balotaje, dos sondeos difundidos anoche mostraron adelante a Lula: uno por 52% a 48%, de la consultora Datafolha, y otro por 54% a 46%, de la consultora Ipec. Lo cierto es que en la primera vuelta Lula se impuso por 48,4% a 43,3%, pero Bolsonaro tuvo un desempeño mucho mejor que el que habían predicho las encuestas.
El expresidente promete “arreglar el país”, impactado todavía por la crisis de la pandemia de coronavirus y sus 688.000 muertos, que ha achacado a una pésima gestión de la crisis sanitaria por parte de Bolsonaro. Asimismo, hizo hincapié en los logros socioeconómicos en sus dos mandatos, entre 2003 y 2010, cuando 30 millones de brasileños salieron de la pobreza con iniciativas sociales financiadas con un ‘boom’ de las materias primas que exporta Brasil.
Lula cuenta con el apoyo de los más vulnerables y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos del ultraderechista Bolsonaro, como los jóvenes, las mujeres y las minorías. El actual presidente, por el contrario, cuenta con el apoyo de las personas con mayores ingresos, de los sectores vinculados al agronegocio y, sobre todo, de los evangelistas. Ambos han prometido mantener políticas de ayuda social que Bolsonaro redobló en los últimos meses de cara a los comicios.