Las masivas renuncias en el Gabinete, los intentos de expropiación, la tardanza en la llegada de las vacunas, entre otras cosas son las que conmocionaron la estabilidad del Gobierno nacional. Aun más, no solo la arena política general está en juego, sino también la frágil relación de Cristina Kirchner con Alberto Fernández. De esta forma, Jonatan Viale analizó las disputas entre ellos dos y cómo el presidente mintió con respecto a la falta de disputas con la vicepresidenta.
«La relación pasó de ese amor tan lindo inicial al odio. Pasamos de Alberto diciendo ´nunca más me voy a pelear con Cristina´ a Cristina comiéndole cada uno de los ministros de confianza de Alberto. En el fondo, lo que dice Cristina es: ‘¿Para qué te pusimos ahí? ¿Para qué te traje?», sostuvo el periodista en su columna editorial de Radio Rivadavia.
Pero no es solo la ex presidenta quien se muestra en profundo desacuerdo con Fernández, sobre todo desde que se conocieron las fotos del Olivosgate. El ala dura del kirchnerismo, encabezada por Juan Grabois, Hebe de Bonafini, Andrés «Cuervo» Larroque, entre otros, han sido los que han jugado a ser oposición en el oficialismo. «¿Para qué te pusimos ahí?», vociferó una vez el dirigente social Grabois ante una multitud.
De este modo, todos los referentes le recuerdan, según Jonatan Viale, que él no es jefe de Estado por mérito propio, sino gracias a Cristina Kirchner. Sin embargo, a diferencia de otras veces, Alberto Fernández realizó los cambios dentro del Gabinete sin consultarle a la vice. «¿Cómo está Cristina con todo esto? Furiosa es poco«, dijo al recordar, por ejemplo, las palabras de la nueva ministra de Trabajo Kelly Olmos, quien dijo este martes que Cristina no la felicitó.
«Por todo esto la relación de Cristina con Alberto está más rota que nunca. Es una relación imposible de recuperar, pero no solo por el Gabinete horrible, sino por los resultados», sintetizó el politólogo. Pese a los manotazos de ahogado con los cambios, la inflación esta por alcanzar los tres dígitos, la escalada de violencia en Rosario se recrudeció y los piquetes no pararon de crecer.