En la noche del jueves se vivió un hecho lamentable en La Plata. La Policía Federal tuvo un enfrentamiento con los hinchas de Gimnasia y Esgrima de La Plata en el ingreso al estadio durante el partido contra Boca Juniors. Con balas de goma y gases lacrimógenos, la seguridad intentó «controlar» la situación pero aquella noche terminó con varios heridos y un fallecido y diferentes opiniones salieron a la luz, entre ellas la del gobierno porteño.
En este marco, el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, insistió en su pedido por la utilización de las pistolas taser. «Es increíble que en la Argentina donde se han debatido temas conflictivos como la despenalización del aborto, hay temas trascendentales, que hacen a la cotidianeidad, que no las podemos debatir como la ley penal juvenil, la ley de salud mental o la ley de uso de armas de baja letalidad. Es el momento de defender estas herramientas que permitirán cuidarnos y no ponernos en peligro», cuestionó.
En este mismo sentido, D’Alessandro sostuvo que “ningún policía ingresa a la institución para matar ni para ser asesinado”. Esto fue dicho en el marco de una mesa de discusión realizada en la Jefatura de Gobierno convocada por la oficina de Coordinación del Plan Estretégico (UCPE) a la que tuvo acceso NA. Allí también participaron otras personalidades que defendieron las pistolas taser.
La analista en cuestiones de seguridad y derechos humanos, Carolina Fernández Blanco, se adhirió al gobierno porteño y afirmó que “en términos generales no hay una razón para estar en contra de las armas menos letales. Hace muchísimo tiempo que convivimos con este tipo de armas. Se trata de una cuestión de cómo regulamos y que consensos podemos alcanzar”, advirtió.
¿Cómo funcionan las pistolas taser?
Dentro de las armas de menor letalidad están las pistolas taser. Las mismas al ser disparadas arrojan dos dardos con electrodos en forma de arpón que se clavan en el agresor o individuo al que se apunta. Estos dardos tienen un cable conductor conectado a la pistola que produce una descarga eléctrica que dura tanto como el tiempo que el oficial mantenga apretado el gatillo.
Como consecuencia de ello, el individuo puede padecer hasta 19 contracciones musculares por segundo. Así termina prácticamente inmovilizado y permite su arresto sin poner en riesgo su integridad física. Cabe recordar que el gobierno porteño intentó traerlas al país pero el presidente Alberto Fernández, se opuso a su implementación.
