Ocho presos fallecidos como consecuencia de un incendio en la prisión de Evin, en Teherán, el fin de semana, según informó el Poder Judicial de Irán este lunes, en un incidente que ha presionado la presión sobre un Gobierno que ya se enfrenta a protestas por la muerte de una mujer bajo custodia policial.
Todas las víctimas estaban recluidas en una sección de la prisión designada para presos por delitos relacionados con el robo, explicaron. En Evin también hay muchos detenidos que se enfrentan a cargas de seguridad, incluidos iraníes con doble nacionalidad.
Las autoridades manifestaron el sábado que un taller de la prisión había sido incendiado «tras una pelea entre varios presos condenados por delitos financieros y de robo». Las cuatro primeras muertes de las que información los medios de comunicación estatales se debieron a la inhalación de humo.
Las protestas desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, el 16 de septiembre, se han convertido en uno de los desafíos más radicales para los gobernantes clericales de Irán desde la revolución de 1979. Los manifestantes piden la caída de la República Islámica, aunque los disturbios no parecen estar cerca de derrocar el sistema, informó Reuters.
Las familias de algunos detenidos políticos acudieron a las redes sociales para pedir a las autoridades que garantizaron su seguridad en la prisión de Evin, que en 2018 fue incluida en la lista negra del Gobierno de Estados Unidos por «graves abusos contra los derechos humanos».
Al ser consultado por el incendio, el presidente estadounidense, Joe Biden, expresó que el Gobierno iraní era «muy opresivo» y que estaba sorprendido por el valor de los manifestantes. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní dijo que Biden «había interferido en asuntos de Estado al mostrar su apoyo a las protestas antigubernamentales».