La evacuación de civiles de la región de Jerson, en el sur de Ucrania y anexada por Rusia, concluyó en medio de la contraofensiva de las fuerzas enviadas por Kiev. «El trabajo de organizar la salida de los habitantes de la orilla izquierda del (río) Dniéper hacia regiones seguras en Rusia ha terminado», dijo Serguei Aksionov, líder de Crimea, península vecina de Jerson.
Ucrania considera que estos traslados de población son «deportaciones», ya que tanto el gobierno del presidente ucraniano Volodímir Zelenski como las potencias occidentales no dan entidad a los plebiscitos que las fuerzas de ocupación rusas hicieron cuatro provincias ucranianas y que ahora dan por anexadas: Jerson, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, informó Télam.
Las autoridades de ocupación de Rusia en esta región del sur de Ucrania habían urgido a la población a cruzar el río ante el avance de las fuerzas ucranianas por el sur. «Estoy contento de que quienes querían salir rápidamente y con seguridad del territorio bombardeado por los ucranianos hayan podido hacerlo», indicó Aksionov.
El miércoles, un funcionario a cargo de la ocupación rusa de Jerson, Vladimir Saldo, afirmó que al menos 70.000 residentes pudieron abandonar sus domicilios en la zona en menos de una semana. Por su parte, el mando militar ucraniano indicó este viernes en su informe diario sobre las últimas 24 horas que «la llamada ‘evacuación’ del territorio ocupado temporalmente de Jersón continúa».
«Situación crítica»
«Desde el 10 de octubre, el 30% de las centrales ucranianas han sido destruidas, lo que ha provocado cortes masivos [de electricidad] en todo el país», indicó Zelenski. «Actualmente, 1.162 localidades (…) se hallan sin electricidad», precisó el portavoz de los servicios de situaciones de emergencia, Oleksandr Jorunzhyi. En los últimos días, Rusia llevó a cabo unos «190 bombardeos con misiles, drones suicidas y artillería en 16 regiones ucranianas», agregó.
En esa ofensiva, 70 personas murieron y 240 resultaron heridas, añadió. Tras los ataques del martes, Zelenski reiteró su rechazo a negociar con el presidente ruso, Vladimir Putin, alegando que Moscú se propone ante todo «aterrorizar y matar civiles». El ejército ruso confirmó haber bombardeado infraestructuras energéticas.