En Brasil se realizaron las elecciones presidenciales y Lula Da Silva ganó para el Partido de los Trabajadores (PT). Sin embargo, el vigente presidente Jair Bolsonaro no reconoció la derrota y denunció que hubo fraude en su contra. Tal es así que el dirigente del Partido Liberal (PL) se tomó algunos días para recopilar información y quejarse ante el tribunal.
El mandatario solicitó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) la anulación de votos en algunas urnas electrónicas, utilizadas durante la segunda vuelta de las elecciones en ese país. En total, contabilizaron irregularidades en 279.336 urnas del pasado 30 de octubre y así pidieron la nulidad de los votos que se realizaron en los modelos de 2009 a 2011, 2013 y 2015.
Una auditoría independiente encontró evidencia acerca de algunas fallas en esas urnas, que no tenían un código de identificación individual. Esta justificación cuenta con un peso importante como para pedir la nulidad. Desde el PL detectaron que en las urnas en las que ganó Lula Da Silva con amplia diferencia se fabricaron antes del 2020 en los años mencionados.
En el caso de las urnas posteriores al 2020, la auditoría probó una «certificación plena», con un resultado que le daría la ventaja a Bolsonaro por encima del 51% de los votos. Sin embargo, en Brasil Lula Da Silva alcanzó el 50,9%, lo que marca una tendencia de casi dos puntos que serían determinantes a la hora de elegir al nuevo mandatario.
Problemas en Brasil
Luego de las elecciones y de que Lula Da Silva anuncie que había ganado por medio de Twitter, los seguidores de Jair Bolsonaro protestaron. Con incidente en las calles, los representados por el mandatario pidieron la intervención militar ante las sospechas de fraude, además de que empresarios y camioneros cortaron ruta en su defensa por el suceso.