La humilde baguette, el pan básico de Francia, ha entrado en la lista del patrimonio inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El organismo votó este miércoles la inclusión del «saber hacer artesanal y la cultura del pan de baguette» en su lista de Patrimonio Inmaterial. La misma ya incluye unas 600 tradiciones de más de 130 países.
La baguette, que se ha convertido en un símbolo del país en todo el mundo, forma parte de la dieta francesa desde hace al menos 100 años, y existen varios mitos sobre sus orígenes. Una leyenda dice que los panaderos de Napoleón Bonaparte idearon su forma alargada para que sus tropas las transportaran con facilidad, mientras que otra sostiene que fue un panadero austriaco llamado August Zang quien inventó la baguette.
En la actualidad, una baguette —que significa «varita» o «bastón»— se vende por alrededor de 1 euro la unidad. Aunque el consumo de baguettes ha disminuido en el último siglo, Francia sigue fabricando unos 16 millones de estos panes al día —lo que supone 6.000 millones de baguettes al año—, según una estimación de Fiducial de 2019.
Elaborada solo con harina, agua, sal y levadura, la masa de la baguette debe reposar entre 15 y 20 horas a una temperatura de entre 4 y 6° C, según la Confederación Francesa de Panaderos, que vela por proteger su mercado de las panaderías industriales, informó Reuters.
Sin embargo, aunque los ingredientes son siempre los mismos, cada panadería tiene su propio estilo. Cada año se celebran concursos a nivel nacional para encontrar la mejor baguette del país. «Estoy muy feliz porque representa bien a Francia», dijo la jubilada parisina Marie-Dominique Dumas al salir de una panadería, donde compra una baguette cada dos días.