El fallecimiento de la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, generó conmoción dentro del arco político y social de Argentina. Tal es así que los funcionarios de diversos partidos expresaron su dolor por la partida de la dirigente el pasado 20 noviembre. A esta ola de mensajes se sumó una sentida carta de parte del Papa Francisco.
«Queridas Madres, en este momento de dolor por la muerte de Hebe de Bonafini, madre de la plaza, quiero estar cerca de Ustedes y de todas las personas que lloran su partida«, inició el escrito del sumo pontífice. Además, destacó que la dirigente «supo transformar su vida, como Ustedes, marcada por el dolor de sus hijos e hijas desaparecidos, en una búsqueda incansable por la defensa de los derechos de los más marginados e invisibilizados. Recuerdo, en el encuentro que tuvimos en el Vaticano, la pasión que me transmitía por querer darle voz a quiénes no la tenían».
Seguido a esto, subrayó que «su valentía y coraje, en momentos donde imperaba el silencio, impulsó y después mantuvo viva la búsqueda por la verdad, la memoria y la justicia. Una búsqueda que la llevó semanalmente a marchar para que el olvido no se apoderase de las calles y de la historia y, el compromiso con el otro, fuera la mejor palabra y antídoto contra las atrocidades que se padecieron».
Por último, el Papa Francisco afirmó que acompañará a las Madres de Plaza de Mayo «con la oración, pidiéndole al Señor que le regale el descanso eterno y no permita que se pierda todo el bien realizado; y, a Ustedes, las conforte y acompañe para seguir siendo las Madres de la Memoria. Rezo por Ustedes; por favor, no se olviden de rezar por mí. Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa las cuide. Fraternalmente», concluyó.
El encuentro entre el Papa Francisco y Hebe de Bonafini
En 2016 hubo una reunión entre el Papa Francisco y Hebe de Bonafini. A pesar de sus diferencias, la titular de Madres de Plaza de Mayo reconoció que «con Francisco nos pasó lo mismo que con Néstor Kirchner». A partir de esto, explicó que «tal vez no conocíamos demasiado el trabajo de Bergoglio. Me parece que Bergoglio, cuando se transformó en Francisco creció más todavía, y se lo dije, le dije que me disculpaba porque me había equivocado, que había pensado lo mismo que con Néstor, que no eran lo que parecía. Uno tiene que reconocer cuando se equivoca y eso hacemos las Madres”.