El ministro de Finanzas de Reino Unido, Jeremy Hunt, anunció este jueves una serie de subidas de impuestos y un mayor control del gasto público, en un duro plan presupuestario que describió como necesario tras el golpe asestado a la reputación fiscal del país por la exprimera ministra Liz Truss.
Hunt manifestó en el Parlamento británico que la economía del país ya está en recesión y que se prevé que se contraiga el año que viene, pero que «no hay forma de evitar una dolorosa medicina fiscal para garantizar que Reino Unido pueda aprovechar el reciente restablecimiento de la calma en los mercados financieros».
«La credibilidad no puede darse por sentada y las cifras de inflación de ayer muestran que debemos continuar una lucha implacable para bajarla, incluyendo un importante compromiso para reconstruir las finanzas públicas», explicó el ministro británico.
Hunt anunció cambios en las normas fiscales que supondrán que un mayor número de personas paguen el impuesto básico sobre la renta, un umbral más bajo para pagar el tipo máximo del impuesto sobre la renta y un recorte de las exenciones de impuestos para los ingresos por dividendos, informó Reuters.
Nuevas medidas en Reino Unido
El ministro congeló hasta 2028 el umbral a partir del cual los empresarios deben empezar a cotizar a la Seguridad Social, «lo que significa que las empresas tendrán que pagar más». Un impuesto sobre los beneficios de las empresas energéticas pasará del 25% al 35% desde el 1 de enero hasta 2028.
También, se impondrá un nuevo impuesto temporal del 45% a los generadores de electricidad, «para recaudar un total de 14.000 millones de libras el año que viene», dijo Hunt. La adopción de estas medidas se produce en el marco de unas perspectivas débiles para la economía británica.
Ahora se espera que el producto interior bruto de Reino Unido se contraiga un 1,4% el año que viene, frente a la previsión de crecimiento del 1,8% publicada en marzo por la independiente Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR). «La OBR pronostica que el PIB crecerá un 1,3% en 2024 y un 2,6% en 2025», dijo Hunt, frente a sus anteriores previsiones de crecimiento del 2,1% y el 1,8% respectivamente.
Desde marzo, la economía británica se ha visto sometida a la presión de una tasa de inflación que supera el 11%, la desaceleración de la economía mundial y la fuerte volatilidad de los mercados financieros durante el breve mandato de Truss como primera ministra.