Darío Barassi tiene una larga carrera en el mundo del espectáculo. A lo largo de los años, se fue ganando un importante lugar, y, sin lugar a dudas, está viviendo uno de sus mejores momentos. Tanto en lo profesional, con mucho laburo, como también en lo personal, ya que formó una familia con su mujer, Luli Gómez Centurión. Tras unas vacaciones en San Juan, el conductor de El Trece decidió compartir unas palabras con sus seguidores.
Días atrás, Darío Barassi viajó junto a su mujer, Luli Gómez Centurión, y sus dos hijas, Emilia e Inés, a San Juan, para pasar Navidad en familia. Luego de regresar, ayer, decidió compartir unas postales de su viaje, y unas palabras con sus seguidores. «Ahí se van, 10 días espectaculares en mi provincia. Hay que volver a casa, pero no fue suficiente. Siempre irse de San Juan tiene un gusto amargo», comenzó expresando.
Luego, agregó: «Este viaje fue especial. Primera vez de Inés, que es la beba más divina y pancha del mundo, y Emilia ya más grande viviendo un San Juan más cercano a nuestra infancia. Primos, diques, noches de verano eternas, horas de pile y terere. Enamorado de verme reflejado en mi muñeca mayor. Modificamos bastante la rutina de sueño de nuestras hijas, léase se dormían a la 1 am todos los días, así que salió mucha siesta en auto».
«Maneje horas contando historias de San Juan, mirando montañas, respirando un aire seco y escuchando melodías para bebés. Cada siesta fue una suerte de recorrido colorido, pero melancólico de mi pasado en esta tierra cuyana.
Es que viví mucho acá, fueron años que me marcaron de por vida. Lugares, amigos, experiencias, comidas, rituales, esa magia, y encanto Sanjuanino está intacto, vive y late fuerte… me define», afirmó Darío Barassi.
Sin dudarlo, el conductor de El Trece expresó: «Soy un bendecido con la vida que tengo. Mis niñas, mi mujer, mi trabajo, mi casa, profesionalmente dejo todo lo que tengo, pero mi carrera está muy iluminada. En fin, tengo una vida bárbara y soy muy agradecido por eso. Pero en la diaria pierdo el valor de lo logrado. ¡Ciudad, caos, demanda, distancias, agenda cargadísima, paternidad, bla! No pierdo el eje, pero por momentos me mareo…».
«Y, venir a San Juan, conectar con el que fui, con el que soñaba este presente, poder frenar y repasar el camino y la conquista es muy sanador, alentador, reconfortante. Eso es San Juan para mi. Un bálsamo, un lugar que conozco y me conoce, es un punto de partida que cobija y cura. Es una zona segura a la qué hay que volver cuando pierdo el norte», compartió Barassi.
Finalmente, concluyó expresando: «San Juan es un refugio placentero, no el de Barassi, sino el de Darío. Es caricia, es abrazo cálido, es palmadita y aliento. Me vuelvo a la selva renovando, bronceado y con la piel seca, con el corazón explotado de afecto y la panza de semitas. Calculo que todos tiene un San Juan, pero sin ánimos de ofender, presumo que el de ninguno es como el mío. Te amo San Juan».