Este martes, los trabajadores en huelga interrumpieron las entregas de las refinerías de Francia, el transporte público y los colegios, en un segundo día de protestas en todo el país por el plan del presidente Emmanuel Macron de hacer que la gente trabaje más tiempo antes de jubilarse.
Enormes multitudes marcharon por ciudades de todo el país para denunciar una reforma que eleva dos años la edad de jubilación, hasta los 64 años, y que pone a prueba la capacidad del mandatario para impulsar cambios, ahora que ha perdido su mayoría en el Parlamento.
En las redes ferroviarias, solo funcionaba uno de cada tres trenes de alta velocidad TGV y aún menos trenes de cercanías y regionales. En el metro de París, los servicios no funcionaban. Con pancartas en las que se leía «No a la reforma» o «No nos rendiremos», muchos manifestantes dijeron que saldrán a la calle tantas veces como sea necesario para que el gobierno dé marcha atrás.
Después del 19 de enero, cuando más de un millón de personas salieron a la calle en la primera jornada de huelga nacional, los sindicatos dijeron que los datos iniciales de las protestas en todo el país mostraban una mayor participación. «Es un mensaje real enviado al gobierno, diciendo que no queremos los 64 años», dijo Laurent Berger, líder de CFDT, el mayor sindicato de Francia, antes de la marcha de París, replicó Reuters.
Los sondeos muestran que una mayoría sustancial de los franceses se opone a la reforma, pero Macron pretende mantenerse firme. La reforma es «vital» para garantizar la viabilidad del sistema de pensiones, expresaron desde el Gobierno. Para los sindicatos, el reto consistirá en mantener el movimiento huelguístico en un momento en que la elevada inflación está erosionando los salarios.