No caben dudas que Ángel Di María es un símbolo de la Selección Argentina y de finales ganadas. De hecho en las últimas cuatro finales que la albiceleste conquistó (Juegos Olímpicos 2008, Copa América 2021, Finalissima 2022 y Mundial de Qatar 2022) Fideo anotó en cada uno de los partidos, por lo que su nombre quedó grabado en la historia.
Hubo un tiempo donde parecía que la época del rosarino en la Selección estaba terminada y donde la relación con los hinchas estaba rota. Sin embargo Fideo no bajó los brazos y siguió luchando hasta lograr sus sueños. En diálogo con Olé reveló cuál fue el motor que lo motivó a seguir adelante aún cuando todo era adverso para él y para el equipo.
Di María y el dolor ante las críticas
“Lo que más me dolía era esa crítica que te terminaba lastimando. El que no nos daba para estar en la Selección. Por ejemplo para mí, personalmente, que me cagaba en las finales, que nunca estaba para las finales, que siempre me pasaba algo. Al final Dios me dio esa revancha y después de tres finales en las que no pude estar al 100% pude estar al 100% y demostrar que realmente no era eso lo que me pasaba”, comentó en primer lugar.
El fútbol y la familia se entrelazan en la vida de Di María, que en su momento tuvo que afrontar su partido más difícil, algo que lo terminó fortaleciendo. “Mi hija estaba casi muerta, era un 70/30. Le metió para adelante, siguió luchando, peleó y peleó. Nada, creo que esas cosas fortalecen, hacen pensar, cómo voy a dejar la Selección o jugar porque me lesioné”, explicó.
Por último Fideo agregó: “Mi hija me enseñó a pelearla, a nunca bajar los brazos. A mí y a mi familia, y a mi mujer que me levanta cuando estoy mal y al revés. Siempre recordamos lo mismo, cómo vamos a bajar los brazos y dejar de creer si nuestra hija luchó por su vida y gracias a Dios hoy está mejor que nunca”, concluyó.
